Era un jueves lluvioso, los regantes murcianos iniciaban su campaña para lograr un millón de firmas en defensa del actual trasvase Tajo-Segura y Mariano Rajoy aspirante a sustituir “en unos meses” al socialista Rodríguez Zapatero presentaba las candidaturas municipales de los populares en la Región de Murcia. El líder máximo del PP abordó el tema del déficit hídrico de la Comunidad y fué contundente en sus afirmaciones,.
Nada más poner los pies en La Moncloa recuperará el PHN de Aznar para que las aguas de un Ebro, en estos días recrecido, sean la gran fuente de riqueza del levante español.
Ante un público entregado y ruidoso con miles de aplaudidores azules y calabazas, Rajoy optó por el recurso fácil de hablar de un hipotético futuro para eludir un quizás más complicado presente. Porque sobre las reividicaciones diarias de los regantes murcianos y del consejero Cerdá sobre las aguas de la cabezera del Tajo, no dijo ni media palabra. Pero tampoco el presidente del Ejecutivo Regional, Ramón Luis Valcárcel, tan vehemente en defensa de un futuro trasvase del Ebro, dedicó unos segundos a mirar a los embalses de Entrepeñas y Buendía.
Conservar los actuales caudales trasvasables de la cabezera del Tajo para los regantes debe ser intocable, frente a la amaneza que significa el proyecto de reforma del estatuto castellano-manchego apoyado por unanimidad por socialistas y populares de la comunidad autónoma vecina. Zapatero, en su única visita a la Región como presidente del Gobierno Central, lo dejó muy claro: mientras los socialistas gobiernen en Madrid la Región se abastecerá de aguas procedentes del mar y del Tajo. Y se comprometió en privado con los representantes del sindicato que preside Francisco del Amor a garantizar la continuidad del acueducto.
El silencio de Rajoy del pasado jueves da pie a multiples interpretaciones. El líder popular aseguró en el Auditorio su plena confianza de que la Región seguirá siendo un granero de votos populares en los comicios del 27-M y que Valcárcel renovará la presidencia regional por ámplia mayoría. Y los populares ven ciertas posibilidades de conseguir en el gobierno de Castilla-La Mancha, ya que consideran que el peso de Barrera en la comunidad vecina es muy inferior al del intocable Bono. Con estas premisas quizás no merezca la pena hacer esfuerzos preelectorales en Murcia, plaza segura, que pudieran ocasionar algún desgaste innecesario a “los compañeros castellanos-manchegos”. Tampoco sería la primera vez, hace algunos años Aznar para garantizar el apoyo de Bono al PHN aceptó un incremento en la cantidad no trasvasable desde la cabezera del Tajo. Y el jueves Rajoy perdió una oportunidad de tranquilizar a los regantes murcianos.