Salvo imprevistos de última hora, el Congreso de los Diputados aprueba hoy los porcentajes obligatorios de biocarburantes que se deberán usar a partir de 2008 en los vehículos, mezclados con las gasolinas y gasóleos convencionales.
Uno de los parlamentarios que ha seguido este asunto más de cerca es Alejandro Alonso, diputado nacional, portavoz de la Comisión de Agricultura del Congreso y ex-consejero de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Alonso es, por tanto, una voz autorizada a la hora de opinar sobre esta nueva normativa y sobre sus consecuencias en el sector agrario, especialmente en el de nuestracomunidad autónoma, donde los cultivos energéticos se presentan como una propuesta de futuro para el campo.
¿Por qué tenemos establecer porcentajes obligatorios en el uso de biocombustibles?
Pues porque el sector está creciendo, y mucho, a causa del marco de apoyo a esta clase de productos, tanto en España como en toda la UE, pero este crecimiento no se traducía en un mayor uso de los biocombustibles en el sector de la automoción en nuestro país, que es el responsable de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino en un aumento de las exportaciones de biocombustibles españolas al extranjero. Sirva de ejemplo que, durante el año pasado, el 80 por ciento de la producción de bioetanol de nuestro país se exportó.
¿A qué se debe?
A un cuello de botella en la distribución. Las grandes compañías que se dedican a la distribución de biocombustibles han sido muy reticentes, hasta la fecha, a comercializar estos productos en nuestro país, de forma que el gran potencial que tenemos en este terreno se iba, al final, hacia otros países. Por eso, este jueves, el Congreso aprobará una enmienda introducida por el Senado en el que se marca un tanto por ciento obligatorio, una proporción obligatoria de biocarburantes en las gasolinas y gasóleos que se utilizan habitualmente en los vehículos.
¿En qué consiste la enmienda que se aprobará hoy?
En primer lugar, define qué es y qué no es biocombustible. Y, a continuación, marca unos porcentajes de contenido de biocarburantes para los años 2008, 2009 y 2010. Para el 2008, será del 1’9%; el 2009, del 3’4% y el 2010, un 5’83% para ser exactos. Con una salvedad, y es que el objetivo que se fija para el año que viene es indicativo, mientras que los del 2009 y los del 2010 serán obligatorios, las distribuidoras tendrán que cumplirlos por ley.
¿Por qué aprobarlos por ley? ¿No es un procedimiento más complicado?
Pero es más efectivo. Una ley contempla, entre otras cosas, un régimen sancionador, lo que significa que tiene una fuerza normativa que, por ejemplo, no tiene un decreto. Nos dará la capacidad de multar, si llegase el caso, a las empresas que incumpliesen los porcentajes esitulados.
Usted es presidente de la Comisión de Agricultura del Congreso y fue consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha. ¿Cuál es el potencial de la región en cultivos energéticos?
Es enorme. Aunque hay que valorarlos en su justa medida, los cultivos energéticos son una realidad de futuro en nuestra región. En primer lugar, porque nos estamos situando en la vanguardia tecnológica del sector, tanto para producir bioetanol como biodiesel. En segundo, porque algunos de los cultivos con mayor potencial bioenergético, como la colza o el girasol, son viejos conocidos de los agricultores manchegos, estamos hablando de que su implantación no supone un problema, entre otras cosas, porque ya están aquí.
Dice usted que hay que valorarlos «en su justa medida»¿Están justificadas todas las expectativas de negocio que se están levantando?
Hombre, vamos a ver, todo tiene su justo término. Los cultivos energéticos para la producción de biocombustibles son una posibilidad más que se abre entre muchas, esto es, que además de destinar un cultivo, pongamos un herbáceo, para consumo humano o alimentación animal, hay un tercer mercado que se abre para el agricultor, que es vender su producción a las industrias energéticas. Pero ciertas exageraciones, como presentarlos como la panacea del futuro, o ciertos miedos, pensando que la industria energética va a quitarle materia prima a la fabricación de piensos y que el precio de éstos se va a disparar, pues no me parece que estén muy justificados, la verdad.
¿A que se debe ese miedo?
Creo que es un problema de información. Es cierto que los precios del cereal han subido, pero no es sólo por la demanda del sector de la energía. También es que este año hay varios grandes productores mundiales que han fallado. Australia, por ejemplo, que es uno de los mayores productores de grano del mundo, padece una sequía tan grave que sus cultivos se han quedado en la mitad y no es el único caso. Si a eso le juntamos la demanda de materias primas de todo tipo, cereales incluidos, que hay desde los países asiáticos, pues tenemos un escenario muy complicado donde se juntan una fuerte subida de la demanda y un bajón inesperado de la oferta donde los biocombustibles son un factor. Pero no justifica ciertos miedos y que, por ejemplo, un fabricante de piensos tema que llegue una petrolera y lo deje sin materia prima, eso no tiene por qué pasar si las cosas se planifican bien.