El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, animó ayer a aprovechar los recursos hidráulicos de la citada región en el sistema agrario de la propia comunidad autónoma y rechazó cualquier proyecto de trasvase del río Ebro.
Expresamente, Iglesias advierte de que «si se riega -con agua del Ebro- a 1.000 kilómetros de aquí, no se puede regar aquí», aludiendo al último proyecto de trasvase, el defendido por el Gobierno central del PP desde el 2000 al 2004 para abastecer a Valencia, Murcia y la provincia andaluza de Almería.
Iglesias recuerda que la gestión del agua no sólo sirve para la agricultura, sino también para «poder competir para captar inversiones e instalaciones en nuestros polígonos industriales, el agua es fundamental para el desarrollo y el crecimiento».
El presidente autonómico indica que, durante años, «hemos defendido» el uso del agua del Ebro en Aragón, pero avisa de que la segunda parte de la política hidráulica «no es quedarnos con la satisfacción de haber impedido un gran trasvase», sino que consiste en aprovechar el agua en Aragón, algo que debe servir para que los productos agrarios aragoneses compitan en los mercados mundiales «en absoluta libertad, con los mejores productores de alimentos», refiriéndose a la progresiva liberalización del mercado de alimentos en el mundo.
Iglesias incide en la histórica migración de jóvenes aragoneses del campo a la ciudad, lo cual es un problema, dice, que debe solventarse generando oportunidades para los jóvenes en el medio rural: «Nuestra política debe generar facilidades».
Recuerda que la agricultura es «imprescindible» y menciona los problemas de abastecimiento de cereal y leche surgidos en la UE. «Habrá que revisar las políticas de abandono» de algunos sectores, afirma.
Iglesias indica que el rechazo al trasvase del Ebro y la necesidad de concluir los regadíos de la margen derecha del mismo son algunos de los objetivos estratégicos que él mismo planteó en su última investidura, junto con la conclusión de todos los regadíos de interés general.