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La Confederación del Júcar cree que los embalses afectados por la tromba de agua ‘podrían soportar un episodio similar’

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) estimó hoy que los embalses de las zonas afectadas por las lluvias registradas desde ayer en la provincia de Valencia y de Alicante –Bellús, Beniarrés y Guadalest– ‘podrían soportar’ un episodio similar.


Así lo aseveró hoy el director técnico de la Confederación, Joaquín Andreu, en una rueda de prensa que ofreció junto al comisario de Aguas de la institución, Manuel Alcalde, para informar sobre el estado de la cuenca hidrográfica después del episodio de lluvias extraordinarias ocurridas los días 11 y 12 de octubre.

Al respecto, explicó que en el caso del embalse de Bellús, las lluvias provocaron que su caudal pasase de los 10 hectómetros cúbicos (hm3) que almacenaba a los 23, mientras que su capacidad es para unos 69. Por su parte, el embalse de Beniarrés, llegó a los 19 hm3, mientras que puede llegar hasta los 27, por lo que afirmó que en este caso se vaciará un poco de agua hasta alcanzar los 13,59 hm3.

El director técnico señaló que dados los caudales circulantes por el río Júcar y sus principales afluentes –Sellent, Albaida y Magro–, sumados a los de la cuenca receptora del Júcar, el funcionamiento del embalse de Bellús ‘consiguió evitar daños graves a infraestructuras y poblaciones en el Bajo Júcar, ya que absorbió una avenida con un caudal punta superior a los 800 metros cúbicos por segundo (m3/s) que, de haberse sumado a los anteriores, habría hecho que se superaran los 1.000 m3/s en el cauce’.

Por su parte, dado los caudales circulantes por el río Vernissa y Serpis, que produjeron en total más de 500 m3/s en Gandia, el funcionamiento del embalse de Beniarrés consiguió evitar que el caudal en este municipio valenciano fuera superior a los 700 m3/s, ‘lo que habría producido daños importantes’, relató. El embalse de Guadalest, asimismo, contribuyó a ‘mitigar’ los efectos de las avenidas de los ríos Algar-Guadalest.

Andreu indicó que la entrada en funcionamiento de estos embalses, capaces de retener el agua, fue ‘fundamental’ en su papel de infraestructuras de laminación, ya que ‘evitó daños importantes y aminoró daños’.

En esta línea, aseveró que ‘hacía más de seis años que la Comunitat Valenciana no sufría una ‘gota fría’ como la de estos días’, aunque afirmó que ‘sería necesario para establecer valores históricos estudiar las zonas afectadas y hacer mediciones’.

El director técnico de la CHJ resaltó que las lluvias fueron ‘beneficiosas’ sobre todo para la recarga de los acuíferos de la plana de Valencia y de la Marina Alta y Baja de Alicante, que alimentan a ‘muchas zonas húmedas’. Sin embargo, indicó que no han contribuido ‘casi’ a rellenar los embalses para el futuro, ‘ya que la mayoría de las precipitaciones tuvieron lugar en la costa’.

PERIODO DE RETORNO DE 500 AÑOS

La precipitación media real de toda la cuenca durante el episodio de lluvias fue de 52 milímetros (mm). Las máximas fueron de 314 mm en Beniarrés; 354 en Canales Altos del Serpis; 360 mm en La Carrasca; 384 en Isbert; 413 mm en la Rambla Gallinera y 437 mm en Alcalalí, con un gran número de puntos de control de las comarcas de La Safor y La Marina, en los que se registraron precipitaciones por encima de los 200 mm. Algunas de ellas, dijo, corresponden a un periodo de retorno de aproximadamente 500 años.

Las precipitaciones, apuntó, fueron en las áreas afectadas ‘muy intensas’ y ‘persistentes’, lo que provocó los elevados valores de lluvia acumulada. Como consecuencia, dijo, se produjeron caudales ‘muy importantes’ en los cauces de la zona ‘dando lugar al desbordamiento de algunos de ellos’.

Por otra parte, preguntado por si el hecho de que hubiese cañas y broza en el río Girona (Alicante) contribuyeron a provocar su desbordamiento, ‘tal y como se han quejado algunos vecinos’, afirmó que este hecho ‘tiene poca incidencia’.

En este sentido, el comisario de aguas de la institución, Manuel Alcalde, indicó que el río se limpió recientemente pero que un fenómeno de estas características ‘excede a su limitación’. Así, explicó que en 2007 se invirtieron casi siete millones de euros en la limpieza de cauces, mientras que en 2004 fue de cerca de un millón.

No obstante, Alcalde indicó que cuando se limpian los cauces, éstos ‘no quedan auténticamente pelados’ ya que se debe conservar cierta vegetación porque, de lo contrario, ‘podría producir arrastre de tierra y de elementos sólidos, además de erosiones en márgenes’, lo que conllevaría, a su juicio, ‘mayores daños’.

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