Elena Espinosa negó ayer que en España haya desabastecimiento de cereales y que haya concertación de precios pero insistió en que hay que “reconducir” la situación y “dar transparencia” al mercado, según expuso durante un coloquio-almuerzo en el Foro Nueva Economía de Madrid.
La titular de Agricultura señaló que el problema del alza de los cereales es mundial y reiteró causas como la mayor demanda de países como China, India o Brasil y la menor cosecha en grandes estados productores, que ha dado como resultado una caída de las reservas a pesar de obtener una producción mundial de 1.653 millones de tn la pasada campaña.
A esta coyuntura internacional la ministra sumó que los cereales han dejado de ser un mercado de físicos para convertirse en uno de futuros debido a la entrada de operadores ajenos al sector agroalimentario, que lo han convertido en una inversión más.
Con todo ello expuso que aunque el precio ha marcado un “pequeño descenso” no volverá a “valores históricos” pero sí a una “estabilización” en la que tendrán mucho que ver medidas comunitarias -la liberalización de tierras, las ventajas a la importación o la suspensión de las ayudas a la exportación- y nacionales, entre las que destacó la “movilización de tierras y la creación de la Mesa de Cereales para hacer un seguimiento de precios.
Más allá de los cereales, Espinosa hizo un repaso de la importancia del sector agrario y pesquero, que cuenta con 915.000 ocupados -el 5,5 por ciento sobre el total de trabajadores en España- y supone el 4,3 por ciento del PIB, además de conllevar otros valores no cuantitativos como son el “nutrirnos de alimentos sanos y de calidad” y contribuir al desarrollo de muchas zonas.
Con respecto al futuro, más allá de la próxima reforma europea del vino y la negociación de las cuotas de pesca para 2008, destacó la necesidad del “chequeo médico” de la PAC, en el que señaló tres cuestiones que habrá que analizar: hacer un pago único más eficiente, estudiar la relevancia de las medidas de mercado y cómo afrontar los nuevos retos de la agricultura como son el cambio climático, los biocombustibles o la gestión del agua.
No obstante se opuso a que el chequeo conlleve cambios drásticos en la política agraria y apostó por la “prudencia” para hacer los retoques necesarios hasta la próxima reforma, fijada en principio para el año 2013.