Acaba la legislatura y empieza el momento de los balances. El 6 de julio de 2004, pocos días después de derogar el trasvase del Ebro, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se comprometió solemnemente en Valencia a que en 2008 con las desalinizadoras y otras medidas incluidas en el Programa Agua llegarían a la Comunitat 400 hectómetros cúbicos de agua.
Han pasado casi cuatro años desde que el PSOE gobierna y la realidad no parece responder a las expectativas de la ministra. Sólo una de las siete nuevas desalinizadoras finalmente previstas en el Programa Agua para la Comunitat está en obras a sólo mes y medio de las elecciones. Además, la primera de estas siete no entrará en funcionamiento al menos hasta 2010.
A estas siete nuevas plantas (Torrevieja, Vega Baja, El Campello, Dénia, Sagunto, Oropesa y Moncofa), hay que sumarle, dentro de las actuaciones anunciadas por el Gobierno, la ampliación de las de Alicante, a punto de inaugurarse, y Xàbia (en proyecto) y la conexión de la desalinizadora de San Pedro del Pinatar con la Vega Baja, que ya está funcionando.
Sólo dos (Torrevieja y Vega Baja) tendrán capacidad para abastecer el riego agrícola, pese a que supone un 80% del agua que se consume en la Comunitat. Con ello, el principal problema hídrico que sufre el campo valenciano deberá aún esperar para tener una solución definitiva.
Desalinizadoras previstas
La ampliación de la desalinizadora de Alicante (Aguamarga) está a punto de inaugurarse. Tras ella, la que más avanzada se encuentra es la de Torrevieja, la mayor de Europa. Acuamed, la empresa dependiente del Ministerio que construye la planta, asegura que estará en funcionamiento a fines de este año.
Un plazo que parece difícil de cumplirse si se tiene en cuenta que la planta se encuentra pendiente de un recurso ante el Constitucional y aún no cuenta con todos los permisos. Además, ha estado paralizada varias semanas. De hecho, la de Carboneras (Almería), con una capacidad de producción un 50% inferior a la de Torrevieja, funciona al 15% tres años después de su inauguración. Los futuros usuarios, los regantes del Tajo-Segura, no están dispuestos a pagar el coste del agua desalada, ya que consideran que no podrán soportarlo.
Ninguna de las otras plantas está en obras. La ampliación de la desalinizadora de Xàbia depende de un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Ministerio que tras cuatro años de conversaciones aún no ha llegado.
La planta de la Vega Baja aún no tiene una ubicación definitiva, aunque se baraja Guardamar del Segura, y producirá entre 20 y 40 hectómetros cúbicos anuales. Las desalinizadoras de El Campello, Dénia, Sagunto, Moncofa y Oropesa están adjudicadas, pero no en obras, y tienen un plazo de año y medio.
El director general de Acuamed aseguró ayer en una visita a Castellón que la planta de Oropesa podrá funcionar en el segundo semestre de 2009.