El catedrático de Climatología de la UJI, José Quereda, dijo ayer que el incremento en solo un grado en las temperaturas supondría una reducción de 15 a 20% de las actuales reservas en un plazo de 25-30 años, como consecuencia de un aumento de la evapotranspiración.
Quereda dirigirá el equipo científico que llevará a cabo un estudio sobre la incidencia del cambio climático en los recursos hídricos disponibles en las cuencas del Júcar y del Segura en el horizonte de los años 2030-2050, en virtud del convenio firmado ayer entre el rector de la UJI, Francisco Toledo, y el director de la Fundación Agua y Progreso, José Alberto Comos.
El profesor explicó que «nuestra región mediterránea será la más vulnerable de Europa a efectos del cambio climático». Dijo que la Comunitat, al encontrarse en el límite sur de la zona templada, pero tocando con el sistema desértico, estará más expuesta a cualquier mínima variación, lo que supondría una importante merma de agua.
Quereda indicó que en una primera fase se hará una extrapolación, en un horizonte de 25 o 30 años, de las tendencias que han tenido las temperaturas y las precipitaciones. Para ello, se usarán los datos obtenidos en la última década del medio centenar de observatorios meteorológicos que componen la red regional para conocer los recursos hídricos disponibles en las cuencas del Júcar y del Segura.
Esta primera fase, dijo, servirá para proporcionar a la administración datos que le permitan adoptar estrategias de adaptación. A su juicio, la cuestión es acuciante. «No estamos hablando de un cambio climático previsto a escala geológica, sino para la próxima generación, porque el aumento es muy rápido».
La segunda parte del estudio, con un escenario temporal de mayor duración, permitirá verificar, no solo en el contexto regional, sino también en el de las áreas circundantes, si se va a producir un endurecimiento de las condiciones climáticas superior al previsto y, por tanto, si la reducción de las lluvias va a ser más severo si cabe.