En los últimos ocho años, el Ministerio de Medio Ambiente ha invertido en Albacete 242 millones de euros. Este dato lo destacó ayer el alcalde de Albacete, Manuel Pérez Castell, subrayando que entre estas inversiones están los 8 millones de euros que se destinarán a construir la planta de ósmosis inversa.
«El proyecto está terminado, sólo falta que vayan los albañiles», dijo Pérez Castell. El mes próximo podrían empezar ya las obras de este proyecto que acumula años y años de retraso. En 2005 se anunció que la obra se haría al año siguiente y entraría en funcionamiento en 2007.
El alcalde recordó el origen de este sistema de filtrado de agua que se va a instalar para el abastecimiento de la ciudad. «Cuando nos dijeron que el agua que íbamos a beber tenía sulfatos y que precisábamos tener de un permiso de Europa para consumirla dije que no, -recordó Castell-, exigí que nosotros teníamos que beber agua de la máxima calidad, aunque hubo un concejal del Partido Popular que opinó que un poco de colesterol no era malo».
La planta de ósmosis inversa será construida por la empresa Lubasa. Una vez terminada, tendrá capacidad para tratar más de 300.000 litros por hora, o lo que es lo mismo 70.000 metros cúbicos diarios, «mucho más de lo que la ciudad consume ahora, lo que demuestra que es una infraestructura que se va a construir con previsión», dijo el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan José Moragues, que indicó que a la vuelta de un par de años la ciudad por fin podrá beber el agua salida de esta planta. Y es que, una vez comiencen las obras, el plazo para su ejecución es de 16 meses.
La planta de ósmosis se va a construir en una parcela de 3.900 metros cuadrados junto a la actual Estación de Tratamiento y Potabilización. En esta planta se tratará una parte del agua que llega a la planta potabilizadora desde el trasvase Tajo-Segura para eliminarle los sulfatos y después se mezclará con el resto, hasta conseguir que el agua que llegue a los grifos de Albacete se quede por debajo de los 200 miligramos por litro en cuanto a sulfatos.
Ahora, al no contar con esta planta de tratamiento por ósmosis inversa, el agua que llega a la ciudad supera los 250 miligramos/litro en sulfatos en determinados momentos del año, siendo esta la cantidad máxima permitida por la legislación europea.
La eliminación de los sulfatos en la planta de ósmosis genera un residuo, la salmuera. Para deshacerse de este elemento, se va a construir un emisario de 13 kilómetros hasta la depuradora de la ciudad.