Fue toda una excursión por el túnel del tiempo. La misma situación de hace 13 años, el Júcar seco a la altura de Cuasiermas, los mismos protagonistas con distinto nombre -antes Aedenat, hoy Ecologistas en Acción- y las mismas críticas contra los mismos destinatarios, esto es, la Confederación Hidrográfica (CHJ), la Junta, el Ayuntamiento y la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (Jcrmo).
Con 13 años más, eso sí, Cipriano Escribano y José Julio del Olmo convocaron ayer a los medios de comunicación locales en el Ateneo para dar su visión, bastante crítica, sobre la desecación de un tramo de ocho kilómetros del río Júcar a la altura, precisamente, del mismo paraje donde se secó en el año 1994, Cuasiermas.
No obstante, ambos comenzaron su intervención subrayando las diferencias con el pasado: «Hace 13 años, el río se secó en verano, pero hoy, en el 2008, se ha secado en abril, cuando aún no ha llegado el punto álgido de la campaña de riegos; hace 13 años, el río se secó porque Alarcón estaba cerrado, pero hoy, desde Alarcón, se desembalsa agua, en teoría para garantizar el caudal ecológico».
Y de esta situación, en primer lugar, responsabilizaron a la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental, a cuyos miembros acusaron de sacar más agua de la que se debe («al acuífero le llegan 180 hectómetros cúbicos al año, cuando se extraen 340»), de falta de control («nunca han querido instalar caudalímetros, nos tenemos que creer sus cuentas porque sí») y de formar «un auténtico grupo de presión» con los regantes valencianos de la USUJ que dicta la política hidrológica a la Junta de Comunidades, a la Generalitat Valenciana y hasta a la mismísima Confederación del Júcar.
«El acuífero 18 está sobreexplotado, no se puede consentir que estos señores sigan haciendo lo que les de la gana», afirmó Escribano, quien estimó que, para garantizar la supervivencia del mismo, haría falta limitar las extracción a la cuarta parte, en sólo 80 hectómetros cúbicos.
Pero, además, ambos destacaron que esta situación se ha fomentado desde las administraciones, tanto europeas como nacionales o regionales, con cuantiosas subvenciones «para sembrar cultivos excedentarios» y con fuertes ayudas «para que los mismos agricultores dejen de regar y usar esos derechos de agua que se han comprado con fondos públicos para verterla de nuevo al río».
Dentro del capítulo de las administraciones, Del Olmo y Escribano también cargaron contra la Confederación del Júcar. Primero, «porque es increíble que esto ocurra en una cuenca hidrográfica piloto de la UE» y, segundo, «porque estamos considerando seriamente retirarnos de la redacción del nuevo plan hidrológico, si éste no garantiza el futuro de la cuenca».
También pidieron la dimisión del director general del Agua de la Junta de Comunidades, Fernando Ortega «por incompetencia y sumisión a los poderes económicos que gobiernan el río». También indicaron que la desecación del río convierte en inútiles a una serie de obras sumamente costosas que se encuentran en proyecto, como el abastecimiento con aguas superficiales a núcleos de La Manchuela y Chinchilla o la ya célebre traída de Aguas del Júcar.
«Hace tres años, nos decían que Júcar por fin era de los albaceteños y, con tal motivo, nos hemos gastado 3.000 millones de las antiguas pesetas para una obra que, en las actuales circunstancias, si sirve para algo, servirá para bombear agua al río», indicó Escribano, «así que, cuando desde Albacete, vayamos a la Expo de Zaragoza a contar lo bien que lo hacemos en materia de aguas, no sé que vamos a contar».
«En todo caso -concluyeron- es increíble que haya regiones donde te pueden caer multas muy gordas por regar el coche y, mientras tanto, aquí estamos, sacando 300-400 hectómetros al año; ¡toma sostenibilidad!».