El rechazo a que Zarra albergue un macrovertedero de basura ha rebasado las fronteras de la Comunitat Valenciana. Dos poblaciones de Castilla la Mancha, las albaceteñas de Carcelén y Alpera, se han unido a la Coordinadora y al Valle de Ayora en su oposición a la ubicación de esta planta de residuos.
Los alcaldes de ambas localidades aseguran que la infraestructura que se pretende ubicar iría directamente sobre el acuífero que abastece a las dos poblaciones y, por lo tanto, resultarían perjudicadas.
La primera autoridad de Carcelén, Ildefonso Vera, era uno de los más molestos con la situación. Esta población manchega solamente puede abastecerse de agua del acuífero de Zarra, «puesto que nuestra única forma de captación es la subterránea, si nos la quitan tendremos muchos problemas para el suministro».
Y es que el tratamiento de basuras sobre el acuífero podría provocar filtraciones (algo que se producirá con total seguridad según los detractores del proyecto) que perjudicarían gravemente a las poblaciones que se nutren de estas aguas como las dos citadas de Albacete y todo el Valle de Ayora.
Lazos de unión
Vera afirmó que ya hace varios años que se produjo el primer contacto con los representantes de la Coordinadora, incluso Ayora no tenía el mismo alcalde. Las reuniones y la cercanía es tanta que la primera autoridad de Carcelén llegó a asegurar que entre las poblaciones «existen unos lazos de unión muy estrechos».
Una prueba de esta unión es que hace aproximadamente un año cuando se produjeron varias manifestaciones en contra de la planta, «en los balcones de Carcelén muchas personas colgaron pancartas apoyando el rechazo a esta instalación».
Otro de los inconvenientes que, según el alcalde, se produciría por la instalación de este macrovertedero «son los problemas que generaría en el turismo rural». Estos municipios «están claramente enfocados a este sector, si a la central nuclear de Cofrentes se le suma esta planta de basuras, los puntos negativos de la zona serán más que los atractivos que se puedan ofrecer para intentar atraer a personas y que nos visiten».
Vera cree que en este problema «debería de actuar la Confederación Hidrográfica del Júcar puesto que es una construcción que afectaría al acuífero, pero no soy yo quien debe de decidir esto». Además, apostilló que si el tema se politiza «seguiremos apoyando el rechazo pero no nos meteremos».
La otra población afectada de Castilla la Mancha es Alpera. La alcaldesa, Catalina Rubio, se mostró muy contrariada con la posibilidad de que se construya este gran vertedero en Zarra.
El principal motivo es el mismo que sus vecinos de Carcelén, el agua. «Me parece un auténtico disparate que se coloque una infraestructura de esas características sobre el acuífero del que se abastecen tantas poblaciones», señaló.
Sin embargo, la problemática no es exactamente igual ya que al contrario que Carcelén, en Alpera «tenemos otro lugar del que captar agua», aunque perder este punto de abastecimiento sería negativo para la población, según añadió la alcaldesa.
Los perjuicios al turismo son otro de los motivos del rechazo. «Llevamos varios años luchando por el medio ambiente y potenciando nuestros atractivos turísticos. Todo se iría al traste si nos ponen el vertedero, no solamente esa zona sino también todo el entorno», explicó la primera autoridad.
La cercanía, tanto a nivel municipal como físicamente, entre estas poblaciones es tal que ya se han producido el respaldo de unas a otras en varias ocasiones. Rubio recordó el apoyo del Valle de Ayora cuando se consiguió que se construyera el hospital de Almansa.
Por este motivo, aseguró que apoyarán en todo lo que sea necesario y puedan a las poblaciones de esta comarca valenciana para evitar que la planta de basuras proyectada se ubique en Zarra.