De forma sorprendente, el embalse de Alarcón, del que se abastece de agua la ciudad de Albacete, se ha recuperado de la situación crítica por la que atravesaba en los últimos meses. En la última semana, el embalse conquense ha pasado de contener seis hectómetros cúbicos a 17, un aumento de 11 hectómetros cúbicos en una semana en la que no cayó ni una gota de agua en la mayor parte de Castilla-La Mancha. Debido a la situación crítica del pantano de Alarcón, la Confederación Hidrográfica del Júcar solicitó la apertura de los pozos de emergencia para que la ciudad se abasteciese de un agua mezclada del río Júcar y de los citados sondeos. Mientras esta situación se vivía en la cuenca alta del río Júcar, en los embalses más cercanos a la costa levantina, el nivel era mucho más elevado y no corrían peligro esas reservas.
En la última comparecencia que tuvo el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan José Moragues, en Albacete manifestó que no comprendía la situación que vivía el río, con más agua embalsada en el curso bajo que en el alto, cuando históricamente había sido la situación inversa -más agua embalsada en el curso alto-. Esta semana ha desvelado que la situación del río Júcar puede cambiar en escasas jornadas. Si en una semana, el embalse de Alarcón ha recuperado 11 hectómetros cúbicos no ha sido por casualidad, ni porque haya llovido en abundancia. Este aumento se debe, en gran parte, a que la Confederación Hidrográfica del Júcar ha variado su gestión a corto plazo. Debido al momento crítico que vivía Alarcón, a la CHJ no le ha quedado más remedio que desembalsar menos agua, con lo que las reservas de este pantano se han recuperado increíblemente rápido.
Este fenómeno demuestra que con la actual sequía que padecemos, las estructuras y los usos y costumbres, no sólo de los usuarios tales como las industrias y los agricultores, sino también de la Confederación Hidrográfica del Júcar deben replantearse profundamente. El agua escasea cada vez más, por lo que será imprescindible tomar conciencia de ahorro y sus usos, si queremos estar en una sociedad sostenible medioambientalmente hablando.
No vale de nada tirarse los trastos a la cabeza de unos a otros. Siempre será más fructífero sentarse en una mesa y dialogar hasta llegar a acuerdos beneficiosos para todas las partes. También es bueno reconocer los errores, porque de ellos se aprende para no repetirlos en el futuro. Así que ahora llega el turno de dialogar y tirar todos en la misma dirección.