Los socialistas castellano-manchegos, ¿vencieron o perdieron en el 37º Congreso Federal del PSOE a la hora de defender la caducidad del trasvase Tajo-Segura, teniendo en cuenta que el texto de la ponencia marco admite las transferencias de agua que sean «viables económicamente, medioambientalmente sostenibles y socialmente aceptadas»? Pues según la versión que se oiga, se extraen unas conclusiones u otras.
Empezando por la oposición. Ayer, el secretario general del PP en Castilla-La Mancha, Vicente Tirado, opinó que el presidente regional, José María Barreda, ha sido el «gran perdedor» del cónclave socialista pues, además de haber perdido la «batalla del agua», ha sido «ninguneado» por Rodríguez Zapatero.
«No nos alegramos de que Barreda haya perdido la batalla del agua», pero, sobre este asunto «lleva mintiendo tanto tiempo que no tiene credibilidad», dijo Tirado. Recordó que Barreda, «primero, firmó y votó el Plan Hidrológico Nacional aprobado por el Gobierno de Aznar, pero, luego, le cogieron y le dijeron que hiciera lo contrario. No tiene ninguna credibilidad ni coherencia».
Y el Estatuto, ¿qué?
Al ser preguntado sobre lo que puede ocurrir cuando la reforma del Estatuto de Autonomía -que contempla el fin de trasvase en el 2015- tenga que votarse en el Congreso de los Diputados después del verano, Tirado dijo que el PP va a seguir trabajando en la «misma línea». Precisó al respeto que el PP defiende que el agua vaya de donde sobra a donde falta y en Castilla-la Mancha hace falta agua y la que sobra es la que va al mar «por culpa, entre otros, de Barreda».
La visión desde las filas socialistas, por supuesto, era muy distinta. El vicepresidente de la Junta, Fernando Lamata, admitió que «hubo un rifirrafe, sus más y sus menos» entre los socialistas de diferentes regiones a la hora de fijar una posición sobre el agua, un debate en el que los socialistas de Castilla-La Mancha lograron que el término trasvase se eliminara de la ponencia, aunque aparece con el eufemismo transferencia de recursos.
Al final, el PSOE decidió apostar por un pacto nacional sobre el agua basado en la solidaridad y el consenso y que, entre otras medidas, incluye los trasvases sostenibles y socialmente aceptados, aunque los denomina «transferencias de recurso a través de infraestructuras hidráulicas necesarias».
Con este texto, dijo Lamata, el trasvase Tajo-Segura no tendría cabida pues no cumple dos de los requisitos que exigirán los socialistas para que haya trasvases: el del consenso social y el de la sostenibilidad ambiental.
Consideró que «poquito a poco» y con «responsabilidad, con tranquilidad, con rigor, con razones» los socialistas castellanomanchegos están logrando convencer a sus compañeros del resto de España y sus planteamientos han experimentado «un avance muy importante».
No obstante, aún no han logrado «todo lo que quisiéramos», admitió Lamata, de ahí que los delegados castellano-manchegos votaran en contra de la ponencia.
«Más ambiciosos»
La alcaldesa de Albacete, Carmen Oliver, por su parte, atribuyó este voto en contra a que «queríamos ser más ambiciosos y perseguir el máximo, el ideal», no obstante, opinó que «podemos estar contentos» con el texto final.
Por su parte, el secretario de Organización del PSOE de Castilla-La Mancha, Patrocinio Gómez, dijo que lo que los socialistas aprobaron en esta materia es lo que el presidente regional viene reclamando desde hace tiempo, que es «un pacto nacional del agua, y que no valen los trasvases a costa de cualquier cosa».
«Esta tarea es larga pero vamos ganando adeptos, porque el PSOE tiene claro cuál es su posición en materia de agua», dijo Gómez.