Un informe sobre la incidencia del cambio climático en la cuenca del Júcar, elaborado por el grupo de investigación de la Estación de Climatología Aplicada de la Universidad Jaume I, alerta de que la cuenca del Júcar puede perder hasta un 30% de sus recursos en los próximos 40 años y, además, la incidencia será peor en la parte baja del río -lugar donde arrancará el trasvase Júcar-Vinalopó- de ahí que los climatólogos abogan por interconectar todas las cuencas mediterráneas, incluida la del Ebro, según apuntó ayer José Quereda, catedrático de Geografía Regional y director del Laboratorio de Climatología de la UJI. Quereda aseguró, en este sentido, que la tendencia observada es contraria en la cuenca del Ebro, donde va a llover más.
El estudio se realizó en base al tratamiento estadístico de las series climáticas temporales, desde 1950 hasta 2007, obtenidas en el medio centenar de observatorios que componen la red regional, para la «evaluación de los impactos del cambio climático y su proyección sobre la cuenca del Júcar». Quereda señaló que se ha observado un aumento de la temperatura «brutal» desde 1980, con una tendencia de crecimiento de 0,017 grados al año, lo que supondría un aumento de 1,7 grados en un siglo.
En cuanto a las precipitaciones, señaló que son «tan heterogéneas que nadie se atreve a pronunciarse» y subrayó que la homogeneización de los 50 observatorios indica que «del centro de la cuenca del Júcar hacia el norte, la tendencia es a aumentar las precipitaciones, mientras que hacia el sur las lluvias tienden a la baja». Así, Quereda afirmó que, en la actualidad, la lluvia útil de la cuenca del Júcar, que son los recursos hídricos anuales que quedan tras la evaporación es de 3.160 hm3, cantidad «similar» a la calculada en el PHN que estimaba «de forma austera» unos recursos de 3.670 hm3 para 2020. Esta deficiencia de 510 hm3 se preveía paliar, en el PHN, con el trasvase del Ebro.