A sólo una semana de que termine el año hidrológico (de octubre a septiembre), las cuencas de las que se abastece la provincia de Alicante van a cerrar el ejercicio con más agua en sus embalses y menos apuros que en septiembre de 2007. Aun así, la alerta por sequía persiste tanto en la cuenca del Júcar como, sobre todo, en la del Segura y en los embalses de la cabecera del Tajo de los que se nutre el trasvase.
La cuenca del Júcar es, con diferencia, la que llega más sobrada al final del verano, y en especial, los tres embalses adscritos a esta demarcación hidrográfica que se encuentran en la provincia de Alicante: Amadorio y Guadalest, en el sistema de la Marina Baja, y Beniarrés, en el del Serpis. Estos tres pantanos, que hace un año estaban al 45,12% de su capacidad, se encuentran en estos momentos al 61,89%.
Aunque los problemas de sequía en los pantanos de cabecera de esta cuenca persisten, las cifras globales no dejan lugar a las dudas. El 17 de septiembre de 2007 los embalses de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) almacenaban en su conjunto 554,12 hectómetros cúbicos, el 16,56% de su capacidad total, lo que supone 150 hectómetros menos de los que tienen ahora, ya que el parte facilitado ayer por la CHJ revela que los embalses de la cuenca están al 21,1% y cuentan con 704,88 hectómetros cúbicos.
Y eso, a pesar de que las restricciones de agua para uso agrícola no han sido tan draconianas como en los últimos ejercicios marcados por la sequía, ya que el otoño y la primavera dejaron precipitaciones muy por encima de la media que han permitido abrir la manga de riego con algo más de generosidad.
En el Segura esas precipitaciones no han sido tan generosas. De hecho, están incluso algo por debajo de la media de los últimos años. Sin embargo, pese a que la situación es crítica porque las existencias actuales en los embalses de esta Confederación Hidrográfica apenas superan los 169 hectómetros cúbicos (el 15% de su capacidad total), son casi 14 hectómetros cúbicos más de lo que almacenaban el año pasado por estas fechas, cuando había 155,7 y estaban al 14%.
Las aportaciones extra procedentes de las nuevas desalinizadoras y la apertura de pozos de sequía durante el verano han permitido abastecer sin problemas a los municipios de la cuenca y aportar algún riego de socorro al campo sin mermar demasiado las reservas hídricas.
Además, las aportaciones procedentes de la cabecera del Tajo han vuelto a ser vitales pese a que los embalses de Entrepeñas (Cuenca) y Buendía (Guadalajara) tampoco están para alegrías. No en vano, las reservas están incluso por debajo de los niveles que presentaban a mediados de septiembre de 2007.
En aquel momento ambos pantanos almacenaban 356 hectómetros cúbicos, el 14,38% de su capacidad total, mientras que el último parte remitido ayer por la Confederació Hidrográfica del Tajo situaba las reservas hídricas de la cabecera en 310 hectómetros cúbicos, el 12,53% de su capacidad total, y 46 hectómetros menos que hace 12 meses.
A pesar de esta sensible merma, la situación no guarda el más mínimo parecido con la que se vivió en el verano de 2006, cuando las reservas descendieron hasta rozar el límite de los 240 hectómetros cúbicos, por debajo del cual se prohíbe cualquier trasvase entre cuencas.