Por primera vez, se han fijado los límites precisos entre las cuencas hidrográficas de los ríos Júcar y Guadiana, en las provincias de Albacete y Cuenca. Hasta ahora, esa frontera hidrológica se había mantenido confusa, dando lugar a problemas y pleitos cada vez más complejos.
La fuerte explotación de las aguas subterráneas en esa zona, y los sucesivos intentos planificadores y de control por parte de la Administración se han sumado para enredar la cuestión hasta que, finalmente, ha sido necesario que el Gobierno se decidiera a dibujar esta raya sobre el mapa de Minaya, Villarrobledo, La Roda y Casas de Haro.
Acaba de publicarse la Orden del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino que delimita con precisión esa frontera. Y no es que antes no se hubiera intentado, porque hay una sucesión casi inacabable de leyes y reales decretos que definían el ámbito de estas cuencas; el problema es que, como reconoce el propio ministerio, las normas eran muchas, pero esas disposiciones no incluían una delimitación cartográfica precisa.
De modo que ni la Administración ni los propietarios de las tierras de esta comarca estaban nunca del todo seguros de si una parcela particular estaba en territorio de una o de otra cuenca.
Y estar en una u otra cuenca tiene consecuencias importantes, porque cada una regula, por ejemplo, las extracciones para riego de una manera.
La del Guadiana, por ejemplo, tiene declaración de sobreexplotación, y acaba de aprobar un Plan Especial que también se verá beneficiado de esta definición territorial. Esta confusión de linderos ha permitido, además, a algunos regantes reclamar en los tribunales con el argumento de que la Confederación con la que pleiteaban no era, en realidad, la que tenía competencias en ese lugar. Hay sentencias tanto del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha como del Tribunal Supremo que se basan precisamente en esta confusión de límites.
Según explica el propio Ministerio, «en la zona situada en el entorno de la Unidad Hidrogeológica de la Mancha Occidental, la identificación de esta divisoria resulta especialmente complicada debido a que la orografía es extremadamente suave.
Estudio técnico
Ello ha llevado a que existan diferentes propuestas de delimitación, sin que hasta el momento haya existido un acuerdo general respecto al trazado más adecuado. Se da la circunstancia, además, de que las aguas subterráneas son objeto aquí de un intenso aprovechamiento, hasta el punto de haber sido efectuada por la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadiana la declaración de sobreexplotación y la aprobación del plan de ordenación de extracciones».
El Gobierno, en la propia orden, puntualiza que fijar con precisión este límite «no puede considerarse que altere la situación establecida en cuanto a los derechos e intereses de los usuarios y de los ciudadanos sino que, por el contrario, evita situaciones de inseguridad jurídica».
Con ese objetivo, la Dirección General del Agua encargó un estudio al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas del Ministerio de Fomento (Cedex), que lo elaboró en octubre del 2007.
En él, asegura el Ministerio, se han considerado «exclusivamente criterios topográficos e hidrológicos», en la zona comprendida entre las inmediaciones de los vértices geodésicos de Moharras, en el término municipal de Villarrobledo, y Monte Viejo, en el término municipal de Casas de Haro. Informaron también sobre él las dos confederaciones afectadas, por medio de sus servicios técnicos.
Esta delimitación, y los mapas que la reflejan, son, ya, la norma que regula la actuación de estas dos confederaciones, y también sirven a los propietarios afectados para conocer su situación particular, ya que la cartografía se ha realizado de forma detallada y sobre los propios planos catastrales de los lugares por donde se ha trazado.
Esta delimitación tiene consecuencias también sobre el dominio público hidráulico de los acuíferos Mancha Occidental y Mancha Oriental.