Durante toda esta semana, la ciudad de Estambul, a caballo de Europa y Asia, ha acogido el V Foro Mundial del Agua. Se trata de un evento internacional en el que, en su anterior edición, tomaron parte más de 20.000 delegados llegados de todo el mundo.
Dentro de la programación de actos, en el que han tomado parte técnicos, investigadores y gestores públicos, y en el que España ha tenido una importante presencia, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) presentó el informe Recursos hídricos en Europa – afrontar el desafío de la escasez de agua y la sequía en la UE.
Y, en dicho informe, la Mancha Oriental, esto es, la gestión del acuífero 18, que se encuentra bajo las provincias de Albacete y Cuenca, tuvo un especial protagonismo. Porque el principal caso de estudio y análisis del informe de la AEMA es la cuenca del Júcar, de la cual da una detallada descripción.
Dentro de dicha descripción, destaca, en primer lugar, que la agricultura sólo ocupa el 8% de la cuenca «pero supone el 79% del uso total del agua», que fue de 3.625 hectómetros cúbicos anuales en 2001.
Lo curioso es que, cuando se hace la clasificación por cultivos, la AEMA señala que «los principales cultivos de regadío» son las mandarinas (27%), las naranjas (19%), la cebada (6%), el maíz (6%), el arroz (4%) y el trigo (4%).
Estos datos de la UE se contradicen abiertamente con los ataques que, tradicionalmente, se han dirigido en contra de los regantes de la Mancha Oriental, a quienes se les ha responsabilizado del mal estado del río por regar cereales, especialmente maíz.
Aún más, los tecnicos de la AEMA subrayan que, entre 1999 y 2005, los cultivos de regadío que más se han expandido no son los cereales, sino los leñosos, especialmente los olivos y las vides.
La visión que tiene la AEMA sobre la expansión del regadío en la Mancha Oriental tiene sus luces y sus sombras. Por una parte, admite que «ha asegurado que la agricultura fuese financieramente viable en áreas rurales que, de otra forma, podrían haberse visto en riesgo de abandono» y ha ayudado a «mantener la estabilidad socioeconómica» de la región.
Por otra, señala que ha habido un «impacto negativo» en los recursos hídricos, con una bajada de niveles que fue especialmente fuerte entre 1985 y 2001, así como una reducción de las aportaciones del acuífero al río que se remonta a los años 70.
EL AÑO 1999. En este contexto, la AEMA destaca que, desde el año 1999, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, instituciones como la UCLM y los propios regantes crearon y desarrollaron servicios de asesoramiento de riegos.
Así, durante el período 2001-2003, cerca de medio millar de titulares de explotaciones agrarias recibieron asesoramiento directo y 1.200 más asesoramiento indirecto, a través de las administraciones locales o las cooperativas.
«Buena parte del trabajo de los servicios de asesoramiento se centra en la programación de riego -indica el estudio- teniendo en cuenta los requerimientos específicos de agua de cada cultivo».
El núcleo del servicio, prosigue la AEMA, es el cálculo del balance diario de agua, mediante el uso de una red de estaciones meteorológicas automáticas.
AUDITORÍAS. Otra pieza clave son las auditorías de los sistemas de riego, de las que se habían hecho unas 875 hacia el 2005 y cuyo objetivo era el de incrementar la eficiencia de los equipos.
Toda esta información, además, se distribuye a los usuarios por canales convencionales, como a través del, o mediante el uso intensivo de internet.
«En las zonas donde los recursos hídricos son escasos y el precio del agua es alto, una gran proporción de agricultores se ha adherido al asesoramiento -destaca el documento- pero, por contra, en zonas dodne no es escasa y el agua se paga en función de la superficie regada y no del voluemn consumido, la adscripción al servicio ha sido baja».
Paralelamente a los servicios de asesoramiento de riegos, la AEMA también destaca otras medidas adoptadas, como la modernización de infraestructuras y sistemas de riego y concluye que «en general, una mezcla de medidas, incluyendo la expansión del asesoramiento, puede ser el mejor enfoque para hacer frente al uso agrícolam insostenible del agua en el Júcar».