Hace algo más de cuatro meses, la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental denunciaba la existencia de un borrador de la futura Demarcación Hidrográfica del Júcar que, simplemente, ignoraba la aplicación de la sentencia del Tribunal Supremo de octubre de 2004.
Ayer, esta propuesta se hizo oficial durante la celebración del Consejo Nacional del Agua (CNA), presidido por la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa. Consta en el borrador de Real Decreto sobre el ámbito territorial de las Demarcaciones Hidrográficas.
En vez de segregar una decena de cuencas internas y hacer que las gestione la Comunidad Valenciana, tal y como marcan dicha sentencia y la propia Constitución, lo que se propone es, simplemente, segregar las esquinas superior e inferior del mapa y, en cuanto al resto de sistemas, dejarlo todo tal y como está.
De esta forma, al norte, el sistema Cenia pasaría a formar parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Y, al sur, un pequeño grupo de sistemas, como el Alacantí, quedaría bajo el control de la Generalitat Valenciana, ya que se considerarían cuencas internas.
Al Júcar aún se le colgarían los grandes sistemas, esto es, el Turia, el Palancia y el Mijares. Sin embargo, aún queda partido por jugar, porque la propuesta no ha gustado a ninguna de las partes y, porque tal y como se cuidó de remarcar la ministra, Elena Espinosa, el CNA es un órgano consultivo, sin poder de decisión.
De hecho, sus primeras palabras ante los medios fueron para dejar bien claro que éste «es un consejo consultivo del Ministerio» por lo que «sus conclusiones no son vinculantes con la administración» pero tienen el valor de «intentar aunar y coordinar posturas» en torno al agua.
SENTENCIA INEXISTENTE. Las declaraciones de la ministra destacaron tanto por lo que se dijo como por lo que no se dijo, pues Espinosa pasó por alto, en sus declaraciones, toda alusión pública a la sentencia del Supremo que anuló la mayor parte de la distribución territorial del Júcar hace ya más de cuatro años.
Así, señaló que, dentro del orden del día iban «temas de transposición de directivas comunitarias» sobre aguas subterránea y «temas de carácter administrativo» como las demarcaciones, que si bien tienen carácter administrativo, tienen por detrás «los nuevos estatutos de autonomía» y «cambios que se han dado en las comunidades autónomas».
De hecho, vinculó los cambios en los estatutos de autonomía con los dos años que han pasado desde que se celebró la última sesión del CNA. «Tienen que pensar que, por el medio, se han constituido nuevas confederaciones hidrográficas y se han aprobado determinados estatutos -indicó- y pretendíamos que se aprobasen definitivamente para poder traer la normativa sobre demarcaciones porque, de lo contrario, tendríamos que modificarla prácticamente a los pocos meses de haber sido aprobada o consensuada».
Durante la sesión, el Ministerio presentó, tal y como se esperaba, su borrador de Real Decreto que, además de fijar la nueva Demarcación del Júcar, sus límites con el Segura y la exclusión de algunos sistemas menores, como el Cenia, también incluía cambios en otras cuencas, como la del Guadiana, con la transferencia a Andalucía de tres cuencas internas, en este caso, sin polémica.
CONSENSO AUSENTE. Pero el caso del Júcar, la voluntad de consenso de la ministra cayó en saco roto. Ya que, a la salida del Consejo Nacional del Agua, las posturas de la Generalitat Valenciana y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha seguían sin moverse ni un milímetro.
A los primeros, la propuesta les parecía excesiva: «No compartimos que se separe el Vinalopó de L’Alacantí» aseguró su consejero de Aguas, José Ramón García Antón, quien explicó que «son dos subsistemas que desde hace más de 100 años están viviendo conjuntamente la problemática del agua, compartiendo los acuíferos, las instalaciones, los sistemas de depuración, de reutilización que se pueden utilizar indistintamente en una zona u otra».
García Antón señaló que, si produjese esta segregación, habría infraestructuras que se quedarían «sin cobertura legal» ya que se quedarían a caballo de dos demarcaciones distintas. Sí se dijo a favor del cambio propuesto para el Río Cénia que pasaría de la Demarcación del Júcar a la Demarcación del Ebro, ya que lo consideró «conforme a lo previsto en la Directiva Marco del Agua» de la UE.
En cuanto a la postura de la delegación manchega, encabezada por el consejero Julián Sánchez Pingarrón, la misma quedó patente con su voto en contra a la propuesta del Ministerio. Fuentes de la Consejería de Ordenación del Territorio indicaban ayer que, para la Junta, las garantías que se dan para el cumplimiento de la sentencia del Supremo de 2004 son «insuficientes».
A juicio de los representantes manchego en el CNA, el borrador de Real Decreto no excluye de una manera efectiva todas las cuencas hidrográficas internas del Júcar, aun que dicha propuesta recoja expresamente que «la revisión de la Demarcación Hidrográfica del Júcar deberá respetar, en todo caso, lo resuelto por la Sentencia del Tribunal Supremo de 20 de octubre de 2004».