La opción de que el trasvase Júcar-Vinalopó destine agua al consumo urbano y no solo a la agricultura tomó cuerpo ayer con la visita a las obras del secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu. El último informe sobre la obra entregado a la Comisión Europea, que cofinancia la infraestructura, ya apunta la posibilidad de cubrir el crecimiento futuro del consumo en las poblaciones del interior del Vinalopó con agua del Júcar. Y Puxeu confirmó la apuesta del Ministerio de Medio Ambiente por el doble uso del trasvase, para riego y abastecimiento urbano. «Sí, si hay recursos para esa utilización y si hay voluntad de inversión de potabilizarlos al final del trasvase», afirmó el secretario de Estado sobre la intención de dar agua de boca al Vinalopó.
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Puxeu afirma que las soluciones al déficit de agua deben ser «globales»
El Consell dice que el objetivo de servir a la costa es «irrenunciable»
La visita de Puxeu a las obras del trasvase -asistió al final de la perforación de uno de los túneles en la Sierra de Corbera- se produce a pocas semanas de que rebrotara la polémica en torno al proyecto y el reparto de los hasta 80 hectómetros cúbicos anuales que cederá el Júcar al Vinalopó. La obra está ejecutada al 85% y su finalización está prevista para el verano de 2010, por lo que ha llegado el momento de concretar las normas de explotación del trasvase, el destino del agua y su precio. En ese contexto, el informe a la Comisión Europea ha despertado recelos tanto en el Júcar como en el Vinalopó. El documento plantea el cierre de pozos para recuperar el acuífero sobreexplotado del Vinalopó; la desconexión de los recursos subterráneos de las poblaciones de la costa de L’Alacantí y La Marina Baixa para abastecerlas con la desaladora de Mutxamel, y la opción de dar agua del Júcar a localidades del interior.
El presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, Andrés Martínez, respaldado de siempre por la Generalitat, no quiere desvincular el abastecimiento de la costa del trasvase. Por el contrario, la Mesa del Xúquer, integrada por ayuntamientos de La Ribera, regantes y ecologistas, rechaza que se dé agua para consumo del Júcar, que también tiene que recuperarse, y defiende que el trasvase se pactó sólo para riego.
Ambas partes han pedido entrevistas a Puxeu, que les contestó ayer, aunque sin entrar en detalles o aclarar si el agua del Júcar también servirá para cubrir necesidades en la costa, donde el crecimiento de la demanda es mayor. «Hay que resolver los problemas de los ciudadanos, no crear falsos debates, espúreos a veces, sin términos medios y de sí o no», afirmó el secretario de Estado, que insistió en que con la capacidad de gestión actual y las nuevas tecnologías, como la desalación, las soluciones han de ser «globales, integrales». Dicho de forma más clara: «La concesión es la concesión, de hasta 80 hectómetros, y los usos son los que están preestablecidos. Pero a nadie se le escapa que si hay unos remanentes o sobrantes, los propios concesionarios [del Vinalopó] estarán dispuestos a llegar a acuerdos para la posible utilización, que pasa por la potabilización al final del recorrido» del trasvase.El giro del Gobierno socialista, que anunció que las poblaciones de la costa se abastecerían de la desalación al cambiar el proyecto del trasvase en 2005, fue bien recibido en Alicante, donde Puxeu se entrevistó con la Junta Central de Usuarios del Vinalopó y con el consejero de Medio Ambiente, José Ramón García Antón.
«Se abre un nuevo periodo, con esa esperanza salimos de la reunión y nos merecen todo el crédito del mundo las palabras del secretario de Estado», dijo Andrés Martínez, presidente de la Junta Central, tras la reunión en Alicante. Martínez, promotor de manifestaciones que han reunido a miles de regantes y políticos del PP contra la política hídrica del Gobierno, se comprometió a trabajar «con lealtad y codo a codo» con una Administración central que «aporte soluciones como las de hoy [por ayer]». El buen entendimiento con el Gobierno exhibido ayer por los regantes del Vinalopó contrasta con los últimos cuatro años de desencuentros y rechazo público al cambio del trasvase aprobado en 2005, a pesar de que detrás del telón los usuarios mantienen reuniones periódicas con la Confederación Hidrográfica del Júcar.
Martínez, que ha cuestionado en varias ocasiones la calidad del agua que recibirá el Vinalopó, lo que ha generado protestas de los regantes del Júcar, pareció ayer satisfecho: «Se podrá usar para regar y abastecimiento humano, no entramos en más detalles, pero será agua de calidad». Y agregó: «En cuanto al precio, con una Administración sensata, como esta, llegaremos hasta donde se pueda llegar». Martínez incidió en que los regantes no pueden pagar tanto como las poblaciones.
El mismo argumento lo ha utilizado el consejero para afirmar que sin los abastecimientos de la costa el trasvase «es inviable». Ayer, García Antón insistió en ello tras la reunión con Puxeu, de la que salió satisfecho: «Aunque este trasvase es el mejor posible, hoy se han alcanzado una serie de compromisos que mejoran notablemente la situación». El objetivo de destinar agua del trasvase al abastecimiento es «irrenunciable» para el Consell. «No es el mejor trasvase, pero está ahí, con calidad, con una potabilizadora y con precios asequibles a los agricultores», abundó. García Antón prometió que acabará a tiempo las obras del postrasvase, muy retrasadas.
Puxeu, por su parte, anunció que se pondrán en marcha comisiones mixtas «para fijar tarifas y precios, teniendo en cuenta usos». En cuanto a la calidad, garantizó que la de riego será «óptima» y «con potabilización» lo será «para uso de boca».