Barreda culpa a Cospedal y la líder del PP le exige que dimita en un pleno tenso a cara de perro
Los socialistas aprobaron en las Cortes la retirada del Estatuto de Castilla-La Mancha
Cuenca Hidrográfica del Júcar: 28.000 hectáreas en la zona regable del canal de Albacete; 12.780 hectáreas en la zona regable de La Manchuela conquense; 800 hectáreas en la zona regable de la vega del Picazo;
Cuenca Hidrográfica del Guadiana: 3.200 hectáreas en la zona regable de la margen derecha de la Torre de Abraham.
Cuenca Hidrográfica del Tajo: 1.567 hectáreas en Illana-Leganiel; 2.000 hectáreas de regadío en la zona del Tajuña.
Cuenca Hidrográfica del Segura: 823 hectáreas de la ampliación de la zona regable de Hellín y las zonas regables de alta cabecera del Segura, 4.000 hectáreas.
Barreda aseguró que el objetivo del Gobierno que preside es «garantizar el agua para seguir consolidando y transformando las zonas regables de la Región», mencionando la zona regable de Cogolludo (Guadalajara); la de Fuenteálamo, Albatana, Hellín, Tobarra, Balazote-La Herrera (Albacete); la del estrecho de Peñarroya, de la Torre de Abraham (Ciudad Real) o los regadíos de Barajas de Melo, en la zona del río Calvache, o los de Priego (Cuenca).
Las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron este lunes, con los 26 votos socialistas a favor y los 20 populares en contra, una resolución en la que se solicita la retirada de la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía de esta comunidad que tramitaba el Congreso de los Diputados.
La pugna política entre PP y PSOE, a un año vista de las elecciones locales, ha condenado al nuevo Estatuto y lo ha devuelto al cajón. Una decisión de retirar el texto que se tomó una semana después de que el PSOE y el PP no se pusieran de acuerdo en la Comisión Constitucional del Congreso a la hora de fijar los derechos y necesidades de agua de Castilla-La Mancha.
La ausencia de consenso entre el PSOE y el PP echa por tierra el trabajo de los tres últimos años, pero también está siendo aprovechada por los dos partidos para hacerse todo el daño posible.
La negativa del PP castellano-manchego de sumarse a la propuesta del PSOE de establecer una «reserva estratégica» de agua de 4.000 hectómetros cúbicos para Castilla-La Mancha en el nuevo Estatuto ya frustrado ha servido a los socialistas para arremeter con dureza contra María Dolores de Cospedal, presidenta regional del PP y secretaria general de este partido.
El presidente de las Cortes, Francisco Pardo, anunció tras la votación que informará inmediatamente de esta decisión tanto al Congreso de los Diputados como al Senado. Se convierte así en el segundo estatuto de los denominados de ‘segunda generación’, tras el de Canarias, que regresa a su comunidad autónoma sin haberse aprobado, sin contar el denominado ‘Plan Ibarretxe’, que no llegó a tomarse en consideración.
Fin de trayecto
Termina también de esta forma el periplo de un texto cuyo origen se remonta a octubre de 2005 con el denominado Acuerdo de Fuensalida firmado entonces entre Barreda y el que fuera presidente regional del PP, José Manuel Molina, y en el que se recogía la voluntad de ambas partes de poner en marcha la reforma estatutaria en la región.
Tras numerosos trabajos del grupo de ponentes, socialistas y ‘populares’ se pusieron de acuerdo sobre un texto que fue aprobado por unanimidad en las Cortes regionales en febrero de 2007, donde se recogía la cuestión más polémica del texto, la caducidad del trasvase Tajo-Segura en el año 2015.
La reforma entró posteriormente en el Congreso de los Diputados donde fue tomada en consideración en octubre de 2008. A partir de ese momento, comenzó un proceso de negociación entre los diputados nacionales ponentes, que llevó a ir proponiendo la modificación de su articulado a través de las enmiendas, cuyo plazo de presentación se alargó en numerosas ocasiones.
Dos horas
El debate sobre la retirada del texto se prolongó por espacio de dos horas y en el mismo intervinieron tanto Barreda como Cospedal, que protagonizaron un intenso ‘cara a cara’ parlamentario con ovaciones y abucheos desde las bancadas tanto de socialistas como de ‘populares’, y algunas llamadas al orden por parte del presidente de las Cortes. El presidente manchego, el socialista José María Barreda, repitió este lunes el argumento que su partido viene utilizando desde hace tiempo: «Cospedal vive en una contradicción con sus dos cargos porque en Toledo dice una cosa y en Madrid otra».
«Cospedal, en vez de defender a nuestros empresarios, a nuestros agricultores y ganaderos y a nuestra población ha defendido al presidente de Murcia, a los regantes murcianos y a sus campos de golf», indicó. Palabras a las que respondió Cospedal con la afirmación de que el PP también proponía otra fórmula de consenso en materia de agua en el nuevo estatuto, pero que «Barreda no quiere resolver el problema del agua sino vivir políticamente a su costa». «¿Qué es lo que han hecho en casi treinta años para resolver este problema?», se preguntó. «Nada», fue su respuesta.
Ganar en la Región
El nuevo Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, muerto oficialmente este lunes, ha servido de campo de batalla al PSOE y al PP. El primero trata de desgastar la imagen de Cospedal, que el año que viene podría arrebatar el Gobierno de Castilla-La Mancha al PSOE después de treinta años. El PP, por su parte, intenta evitar este posible desgaste y calcula qué efectos puede tener esta guerra del agua en una región que simboliza el poder socialista. En este sentido, los populares estiman que el debate sobre el agua y el nuevo Estatuto de Autonomía no es lo que más preocupa a los castellano-manchegos y en cambio asegura el voto fiel de la Comunidad Valenciana y de la Región de Murcia.
En cuanto a las próximas elecciones generales, como en Valencia y Murcia hay más escaños en juego que en Castilla-La Mancha, el PP estaría dispuesto a sacrificar votos en la Región donde, por otro lado, ha cosechado éxitos en los últimos comicios.
En esta clave se interpreta lo dicho ayer por Barreda y Cospedal: el presidente del Ejecutivo acusó a la número dos del PP de tener un comportamiento «inspirado nada más que en hacer fracasar al Gobierno de esta Región, aunque eso signifique perjudicar a Castilla-La Mancha». Cospedal aseguró, por su parte, que «el PSOE ha convertido el clima político de la Región en una verdadera ciénaga repleta de mentiras» y que este partido ha gobernado durante «tres décadas de engaño, de mentira en mentira, de apelar al agua cuando las elecciones llegan y de meterse en el agua para tapar sus vergüenzas».
Víctimas políticas
Los resultados de las elecciones autonómicas de mayo de 2011 revelarán si la guerra del agua está viviéndose entre los ciudadanos con la misma intensidad y tensión que entre los partidos y si se cobra alguna víctima política.
Por eso, el debate, lejos de agotarse ayer, seguirá vivo. Barreda ya advirtió desde la tribuna que «la batalla continuará» y que elevará «el tono» de sus reivindicaciones, mientras que la presidenta del PP pidió la dimisión de Barreda, consideró la retirada su «fracaso personal» y anunció que su partido llevará en su programa electoral paras las elecciones autonómicas la aprobación del Estatuto.
¿POR QUÉ 4.000 HM3 DE AGUA?
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, explicó ayer que 4.000 hectómetros cúbicos es el volumen de agua que resulta, río a río, de la suma de las necesidades para los distintos usos de agua en cada cuenca, considerando el abastecimiento, el regadío, la industria y la energía y los caudales ecológicos de los ríos Tajo, Júcar, Segura, Guadiana, Guadalquivir, Ebro y Duero. Además, indicó que esa reserva de agua podría servir para garantizar la puesta en macha de nuevos proyectos de regadío: