El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, mantuvo ayer su postura de rechazo a los trasvases de agua del Tajo a la Comunitat Valenciana y Murcia. Una postura que choca con la mantenida por los socialistas valencianos de Jorge Alarte, que reclaman la llegada de agua del río al sur de la Comunitat.
Barreda, en un acto en Talavera de la Reina que reunió a miles de personas en defensa del agua del Tajo, lanzó un compromiso personal de defensa a ultranza del agua: «Yo, como presidente, siempre estaré dispuesto, con la cabeza bien alta, a defender nuestros intereses, diciendo lo mismo en Toledo que en Madrid, en las Cortes de Castilla-La Mancha y en el Congreso de los Diputados, aquí y en Murcia, aquí y en Valencia, porque yo sólo me debo a Castilla-La Mancha, como vosotros».
El responsable del Ejecutivo regional, aclamado a su llegada con gritos de «se nota, se siente, Barreda presidente», trasladó a los asistentes lo útil y «fructífero» de estas movilizaciones ciudadanas, que han servido, como la de hace un año también en Talavera, «para que no se plantee nadie en serio, ni siquiera remotamente, la posibilidad de un trasvase desde el Tajo medio. Que se olviden, porque eso no va a ocurrir jamás».
El PP valenciano también celebró un acto para criticar la política hídrica del Gobierno, seis años después de la derogación del trasvase del Ebro. El secretario general del PPCV, Antonio Clemente, calificó de «apartheid hídrico» que agua del Ebro riegue parte de Cataluña y que, en cambio, «se corten las tuberías a 200 metros de la Comunitat».
El número dos del partido hizo estas declaraciones en un acto con la comisión del Agua del PPCV en Teulada, donde ha sostenido que «la mala intención del Gobierno con el Ebro llega al extremo de que el canal Xerta-Senia se corta a 200 metros de la provincia de Castellón, impidiendo la llegada del agua a municipios de la Comunitat Valenciana».
Clemente sostuvo que esta actitud es un «apartheid hídrico» y una «persecución premeditada» contra los intereses valencianos. El dirigente popular confió en que dentro de un año, tras las elecciones autonómicas, se pueda conseguir «la vuelta al consenso del Plan Hidrológico Nacional».
Clemente afirmó que «la derogación del trasvase del Ebro, firmada por De la Vega, fue el inicio de toda una serie de ataques y agravios a la Comunitat» puesto que a este río «le siguieron las intenciones de anular el trasvase Tajo-Segura y el cambio de trazado del Júcar-Vinalopó».