El convenio de Alarcón y su aplicación ha generado mil y un conflictos, muchos de ellos han acabado en los tribunales, tal y como reconoce Moragues.
-¿Qué se ha hecho mal?
-Fundamentalmente una de las cosas que se hizo mal es hacer un plan en el que los conflictos se resolvían de una manera en las páginas pares y de otra en las impares. Todos encuentran la razón, según el tramo del documento que lean. Creo que eso hay que aclararlo. Es una cosa que, evidentemente, es material para los juzgados si en la página cuatro puedes interpretar una cosa diferente a la que interpretas en la página 24. Pero yo creo que el convenio de Alarcón es un aspecto, y sé que discrepo en eso con el Ayuntamiento de Albacete y mal que me pesa, que aquí no se paga a nadie sino que se compensa por el uso del agua. Hay un momento que como hay poca agua en Alarcón, para mantener las garantías de los usuarios éstos ponen unos pozos en marcha y lo que les cuesta poner esos pozos, y por tanto el agua que no usan de Alarcón, lo pagan los restantes usuarios. Ya han pagado los usuarios del Canal Júcar-Turia, los regantes de Albacete, aunque han recurrido, y ha pagado también el Ayuntamiento de Valencia. Y eso es así y no hay que llevarlo a otros términos. Si el embalse de Alarcón, cuando el Supremo resolvió que lo habían construido los regantes valencianos, se hubiese expropiado por el Ministerio a los usuarios les saldría aún más caro porque estarían pagando todos los años. Cuando hay agua o cuando no la hay. Creo que es una cuestión que seguramente el plan de cuenca no aclaró bien y que es motivo de discusión y por eso va a los tribunales. Lamento que no tengamos entendimiento con el Ayuntamiento.
-¿Habría que revisar el convenio?
-Habría que aclarar exactamente todos los pequeños detalles, que al final son los importantes, de su aplicación. Ya tuvimos un problema con Iberdrola porque dejaban el aprovechamiento energético de una parte del agua. Eso va camino de resolverse y eso el convenio tampoco lo dejaba lo suficientemente claro. Las cosas a veces cuando se escriben se cree que están muy claras y cuando se aplican no están tan claras. Sólo por arreglar el convenio de Alarcón, en la línea que sea, vale la pena haberlo aplicado.