Suspenso en planificación

http://www.latribunadealbacete.es/noticia.cfm/Provincia/20110131/suspenso/planificacion/6DFAF824-F52B-A310-FCE8C75B711A93BB

De las cuatro cuencas que integran el territorio de Albacete, ninguna ha terminado el proceso de revisión de sus planes hidrológicos desde su inicio oficial en el año 2007

Uno de los rincones más conocidos del río Júcar a su paso por la provincia de Albacete.

Albacete una zona de especial complejidad desde el punto de vista hidrológico, pues sus casi 15.000 kilómetros cuadrados de superficie se reparten entre cuatro grandes cuencas hidrográficas que son, por orden de importancia, el Júcar, el Segura, el Guadiana y el Guadalquivir.
A grandes rasgos, la gran comarca central, el nordeste y el este forman parte del Júcar; el extremo noroeste, desde Villarrobledo a Ossa de Montiel, forma parte del Guadiana; la Sierra del Segura forma parte de la cuenca del mismo nombre y la de Alcaraz, en su mayor parte, es del Guadalquivir.
Todas ellas se rigen por planes hidrológicos de cuenca que se aprobaron en 1998, bajo mandato del PP. Dentro de los objetivos principales de este proceso, se encuentra la incorporación al contenido de dichos planes de la Directiva Marco del Agua (DMA), aprobada en el año 2000. Es la DMA la que ha terminado por marcar el ritmo del proceso de revisión, marcando unos plazos que, por el momento, no se han cumplido.
De acuerdo con la DMA, en 2015, todas las masas de agua de la UE -España incluida- deben estar «en buen estado». Para ello, resultaba fundamental que, en diciembre de 2009, la revisión de los planes de cuenca hubiese terminado. Pero no ha sido así.
En el caso de la provincia de Albacete, ni una sola de sus cuatro cuencas ha terminado el proceso de revisión. La más adelantada es la del Guadalquivir que, en diciembre del año pasado -2010- sacó a consulta pública su propuesta oficial de borrador de revisión del Plan Hidrológico de Cuenca.

El dictamen de la ue. Por esta causa, Albacete es una de las zonas que mejor podrían explicar el toque de atención dado por la Comisión Europea al Reino de España, con la apertura de un ‘dictamen motivado’ y la amenaza de acabar ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas si, en dos meses, no se ha terminado el proceso de revisión.
En cuanto a la Cuenca del Guadiana, en octubre de 2010, su Consejo del Agua informaba favorablemente el contenido del ETI o Esquema de Temas Importantes. Se trata del documento que define los asuntos básicos sobre los que debe versar la revisión de su Plan Hidrológico de Cuenca.
La cuenca del Segura va justo un paso por detrás. En noviembre de 2010, su ETI llegó a su Consejo del Agua, pero, aunque fue aprobado, se encontró con el rechazo unánime de todas las regiones que forman parte de ella. Salió adelante gracias a los votos de los representantes del Estado y, desde entonces, no ha habido movimientos significativos.
Uno de los motivos por los que no salió es el mismo que mantiene atascada la revisión del Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar. Se trata de la delimitación territorial, con la que Castilla-La Mancha está en desacuerdo frontal, ya que considera que hay cuencas internas cuya gestión no es competencia del Gobierno Central.
Pero el Júcar ya no está atascado por la imposibilidad de acordar qué es y qué no es parte de él. De acuerdo a las últimas informaciones, incluso podría ir hacia atrás, pues ya hay voces que piden cambiar el Estatuto de Autonomía de la comunidad vecina para renunciar a la gestión de las cuencas internas.
La cuestión no es baladí. En 2004, el Supremo estableció que la Generalitat Valenciana debía asumir la gestión de dichas cuencas internas, ya que así lo establecen la Constitución Española y el título competencial del Estatuto de Autonomía valenciano.
El pasado jueves, el mismo día en que Bruselas anunciaba su dictamen, el secretario de la Unión Sindical de Usuarios del Júcar (USUJ), Juan Valero de Palma, anunciaba la presentación de una petición formal para iniciar el proceso de reforma. El motivo aducido, literalmente, es segregar las cuencas internas supondría que «el Júcar sería de la ciudad de Albacete».
En estas condiciones, llegar a un acuerdo en dos meses, al menos en el Júcar, parece algo bastante lejano.    

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