La OCDE tiene la problemática del agua en España en el punto de mira. Tanto interés despierta en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que le dedica a esta cuestión uno de los cuatro capítulos de su último informe económico de España. Y no es de extrañar, porque de los 33 países que forman la OCDE, es el número 24 en recursos disponibles de agua por habitante y el quinto en consumo.
El informe de la OCDE apunta fundamentalmente al uso agrícola de este recurso, que se lleva entre el 80 y el 90% de los hectómetros que se extraen en las cuencas del sur y del Mediterráneo. Por eso, esta organización internacional mira con atención el ahorro que se está produciendo con la mejora de los sistemas de regadío en España, aunque alerta de que no es suficiente, sobre todo porque existe «un riesgo de que el ahorro de agua obtenido con la modernización del regadío se use para extender más superficie de regadío y para cambiar a una producción con uso más intensivo de agua».
El informe avisa de que el propósito de aplicar mejor tecnología en el regadío es el de liberar recursos de agua para el caudal de los ríos y los hábitats naturales. Señala que algunos observadores han notado que en el plan de choque de modernización de regadíos no está claro a dónde ha ido a parar el ahorro de agua conseguido. Por eso, apuntan a que los resultados de los dos billones invertidos para la modernización de esta tecnología llegarán con algo de demora.
La OCDE recomienda que para que estos planes den fruto a corto plazo, las subvenciones a la modernización del regadío deben condicionarse a la reducción de la cantidad de agua adjudicada en concesión. De esta forma, se aseguraría que el agua que se ahorra con la mejora de los sistemas de riego, se devuelve a usos medioambientales.
Precisamente en el último Debate del Estado de la Región, José María Barreda prometió que en cinco años reduciría el porcentaje de agua destinada a regadío del cómputo total de consumo, pasando del dato actual del 85% al 70% en 2015. Y aseguró que lo lograría sin perjudicar a los agricultores.
¿Inundación o goteo?
La OCDE se queja también de que en comparación con otros países, en España «las técnicas relativamente ineficientes de riego por inundación aún están extendidas». Aunque está en retroceso, esta técnica de riego por inundación sigue nutriendo al 31% de la superficie agrícola de regadío y exige el 42% del agua suministrada. Los sistemas eficientes, el goteo y los aspersores, llegan al 68% de la superficie y absorben el 58% del agua provista.
Otra de las protestas de la OCDE señala a la baja productividad de cultivos que requieren grandes cantidades de agua. Y en ese sentido denuncia que las ayudas de la PAC que siguen acopladas a la cantidad de producción incentivan en estos casos un uso ineficiente del agua. En concreto, apunta a algunos cultivos de cereales. En el lado contrario están los cítricos o el aceite de oliva, que figuran entre los productos que exporta España con mayor valor añadido. El informe de la OCDE señala precisamente que el 75% del valor añadido que aporta la agricultura de regadío en España sólo consume un 9% de toda el agua que se destina al campo.
La urbanización del mediterráneo.
A la hora de analizar el abastecimiento humano, la OCDE pone la alerta en el proceso urbanizador de zonas como la costa del Mediterráneo. Recalca que esta expansión demanda más agua en una zona en la que hay más problemas de suministro. El informe teme que el consumo de agua ‘urbano’ siga creciendo a no ser que se pongan medidas como la de subir el precio. En países como Israel el aumento de la factura ha dado sus frutos.
El informe destaca también que el uso del agua vinculado al turismo sólo absorbe un 1% de las extracciones y sin embargo este sector aporta el 11% del PIB en España.
Con todos estos datos, la OCDE llama la atención sobre el dominio de los regantes en los órganos de participación de las Confederaciones Hidrográficas. Según este organismo internacional, en las sillas de usuarios faltan los representantes de los fines medioambientales, usos recreativos, científicos o las asociaciones de consumidores.
A la OCDE tampoco parece gustarle mucho la deriva del sistema autonómico en materia de agua. El informe advierte de que los últimos estatutos de algunas regiones reclaman recursos de agua de cuencas hidrográficas que se comparten entre varias comunidades. Según la OCDE, estos artículos suponen el riesgo de que una región adopte decisiones sobre el uso del agua de estas ‘reservas’ sin tener en cuenta el impacto que pueda tener en otras autonomías.