El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tuvo que poner ayer orden entre los regantes alicantinos y valencianos durante la reunión que mantuvo con la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana. Y lo hizo tras asistir, en directo, al enfrentamiento que mantienen la Acequia Real del Júcar y la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó desde hace 7 años, justo cuando el Ministerio de Medio Ambiente decidió, de forma unilateral, pero apoyado por los agricultores valencianos, modificar el proyecto para trasladar la toma del agua del Júcar a Cullera en sustitución de la construida en Cortes de Pallás.
Fabra intervino cuando el representante de los regantes de Sueca y la Acequia Real, José Fortea, criticó abiertamente a Andrés Martínez, presidente de la Junta Central del Júcar-Vinalopó, su oposición a recibir el agua del Júcar hasta que no se garantice calidad y precio. Fortea, alineado desde hace tiempo con las tesis de la Confederación Hidrográfica del Júcar, llegó a espetar a Martínez, que «en Alicante no hará falta tanta agua cuando dejáis que se pudra en Villena».
Una alusión directa a los dos hm3 que llevan almacenados desde hace un año en el embalse de San Diego y que no se han podido utilizar. La afirmación de Fortea se produjo tras la intervención de Martínez, quien no llegó a citar el polémico trasvase pero sí recordó al presidente de la Generalitat que la provincia tiene un déficit hídrico de hasta 300 hm3 en años de sequía como el actual.
El ataque verbal del representante de los agricultores valencianos fue escuchado en directo por el propio Fabra, la consellera Maritina Hernández y el resto de los regantes alicantinos: Ángel Urbina (Riegos de Levante-Margen Izquierda); Jesús Abadía (Orihuela), José Andújar (Juzgado Privativo de Orihuela) y José Andújar (Riegos de Levante-Margen Derecha). Al parecer, Fortea rompió un pacto de la Acequia Real y la Junta Central para no airear en público las diferencias en torno a la toma del agua del Júcar-Vinalopó.
Tras unos momentos de tensión fue el propio Fabra el que zanjó el choque apelando al sentido común y reclamando que el debate de agua se afronte desde el sentido común y el rigor. Fabra se puso así al día de las chispas que saltan cuando se habla del trasvase Júcar-Vinalopó en Valencia. Y no porque el presidente de la Generalitat no conociera el problema, sino porque vivió en directo el duro enfrentamiento que mantienen regantes alicantinos y valencianos en cuanto a la puesta en marcha de una infraestructura que lleva un año terminada y bloqueada y, además, ahora en medio de una sequía que empieza a encender señales de la alarma. Lo cierto es que en el embalse de San Diego (Villena) hay unos dos hm3 de agua que no pueden ser utilizados. Por un lado las dudas que albergan los regantes alicantinos por la calidad del caudal y, por el otro, porque el Júcar-Vinalopó sigue sin estar conectado al postrasvase debido al pleito judicial que mantienen Consell y CHJ.
Cataluña «blinda» el Ebro
Por otro lado, el Parlamento catalán entró ayer de lleno en la polémica abierta por la apuesta del Ministerio de Agricultura por recuperar los trasvases. El Parlamento aprobó una moción, secundada por la mayoría, en la que expresa su rechazo a cualquier tipo de trasvase de agua del Ebro e instó a la Generalitat a trasladar esta posición al Gobierno y a procurar que se respete el caudal ecológico de los ríos. La moción de Iniciativa per Catalunya contó con los votos favorables de CiU, PSC, ERC y Solidaritat. El PP y Ciutadans votaron en contra. Los parlamentarios llegaron a apuntar que «detrás de los criterios científicos puede haber también criterios políticos».