El PSOE ha renovado su dirección regional, pero mantiene algunas cuestiones intactas. Es el caso de la posición que defienden en la ‘batalla’ del agua. Emiliano García-Page volvió ayer a abanderar la cifra de los 4.000 hectómetros de reserva para toda la región como base para alcanzar un pacto de agua con el Gobierno. La cifra la puso su antecesor en el partido, José María Barreda en las últimas fases de la negociación del Estatuto de Castilla-La Mancha, que se retiró del Congreso de los Diputados en el 2010.
Minutos antes de la reunión de la dirección regional socialista en Guadalajara, García-Page anunció que el PSOE de Castilla-La Mancha va a proponer un decálogo al Gobierno regional como base para llegar a un gran acuerdo regional sobre agua. El pacto sería clave en la situación actual, donde se están negociando las necesidades de hectómetros de los planes de cuenca y con un futuro Plan Hidrológico Nacional en el horizonte.
García-Page resumió el decálogo en la necesidad «técnica, que no política», de que la región cuente con una reserva estratégica de 4.000 hectómetros cúbicos en todas sus cuencas. «Si Cospedal está con Castilla-La Mancha y no con Valcárcel, debe aceptar esa reserva estratégica y habrá acuerdo», señaló.
El líder socialista planteó que hay otras comunidades en las que se han alcanzado acuerdos en materia de agua, como Murcia, Valencia y Aragón, las que podrían ser las ‘rivales’ de Castilla-La Mancha. «Puedo entender que haya gente que defienda que el Plan Hidrológico Nacional debe basarse en trasvases. Ahora, lo que no acepto es que se pueda decir que no puede haber trasvase desde el Ebro y que sí puede haber trasvase desde el Tajo», apuntó. Page aprovechó y visitó la cabecera del río en Sacedón.