Los regantes de Albacete no reconocen la primacía de los regadíos tradicionales y reclaman un trato "igualitario" en el nuevo Plan Hidrológico
08.07.2013 | 00:43
Los nuevos usuarios. La apertura de pozos para el regadío de extensas áreas del secano de Albacete introdujo un nuevo usuario en las aguas del Júcar, tradicionalmente utilizadas en exclusiva por los regantes valencianos. En los ochenta, las hectáreas de maíz crecían mientras las aguas del Júcar menguaban. Se hizo evidente que había que llegar a una acuerdo que el Plan Hidrológico de 1998 solo aplazó.
José Sierra valencia
Los pozos crecieron, los campos de maíz se multiplicaron y los caudales menguaron. Había que dar paso a los nuevos usuarios y «poner orden» para que los regantes «tradicionales» no salieran perjudicados. El Plan Hidrológico de 1998 lo intentó, aunque en el fondo solo supuso una tregua que dejó las espadas en alto.
La regulación que se haga de las aguas del Júcar en este tramo y la asignación de sus recursos son la piedra angular que determinará la viabilidad del Plan Hidrológico que se está elaborando. El acuífero de la Mancha es también el núcleo del enfrentamiento entre los gobiernos de Castilla-La Mancha y la Comunitat Valenciana y un quebradero de cabeza para el Gobierno Central.
La ficha incluida en el Esquema de Temas Importantes (ETI), antesala del futuro Plan Hidrológico del Júcar (PHJ), sobre la «Explotación Sostenible del Acuífero de la Mancha Oriental» admite que la «importante explotación a la que está sometida» el citado acuífero «ha producido un apreciable descenso» en los niveles del acuífero «que ha tenido efectos sobre el caudal aportado al tramo medio del Júcar y el resto de masas de agua asociadas».
Afirma también que los niveles del agua subterránea se encuentran ahora «estabilizados» en las zonas cercanas al río o en aquellas áreas en las que los bombeos han sido sustituidos por aguas superficiales del río, tal como preveía al PHJ en vigor.
La ficha esta plagada de «eufemismos», según los ecologistas, y no recoge la gravedad ni la magnitud real del problema, según los usuarios valencianos del Júcar (USUJ).
Para los regantes de Albacete, agrupados en la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (Jcrmo), con 112.000 hectáreas regables, el tratamiento que se hace los problemas de la cuenca no es homogéneo. Indican que para la Mancha Oriental existe «una gran preocupación medioambiental» que no aparece , por ejemplo, cuando se habla del Vinalopó, el Túria o el Palancia.
Para estos regantes, es necesario con carácter previo a la elaboración de un nuevo Plan Hidrológico del Júcar «realizar un análisis crítico» del desarrollo del plan de 1998. En su opinión, este plan no se ha ejecutado ni cumplido, sobre todo en un apartado que consideran clave: la sustitución de bombeos (pozos) por aguas superficiales del Júcar.
Los regantes de Albacete han exigido que no se les atribuya una «responsabilidad directa» sobre la bajada de caudal medio en el Júcar ocurrida en 2008, que atribuyen, al igual que la aparición de tramos secos en el río en 1994-1995 «a una gestión incorrecta de los desembalses» y a un «inadecuado control y seguimiento» sobre los regadíos tradicionales del Júcar medio, que es tanto como culpar a la CHJ de lo ocurrido.
En general piden igualdad de trato a la hora de realizar los balances, fijar la redotación de los regadíos, establecer prioridades, etc. De hecho identifican en el ETI, decenas de disposiciones que interpretan como un agravio derivado de un trato diferencial entre los distintos usuarios y sistemas de explotación.
La visión valenciana
USUJ no cree en los datos sobre recursos hídricos disponibles y demandas de agua vigentes que aporta la CHJ, especialmente en el Júcar, y consideran «inadecuado utilizar balances teóricos a sabiendas que distan de la realidad».
Sobre la»sobreexplotación» de la Mancha Oriental, que se niega en Albacete, los regantes valencianos exigen que se certifique oficialmente, creen necesario «reducir la superficie de regadío en esta zona o reducir las dotaciones por hectárea». En su opinión se está incumpliendo el PHJ al extraerse por encima de los 320 hm3 autorizados y más allá de la recarga natural del acuífero, por lo que su recuperación, que devolvería los manantiales que alimentan el Júcar, es imposible. Añaden que nuevas sustituciones de pozos por aguas superficiales del Júcar no resuelven ningún problema y argumentan que ampliar estas tomas en 65 hectómetros cúbicos como se prevé es inviable porque la presunta solución se basa en el uso de recursos «que no existen»
Denuncian que pese a la prohibición expresa de nuevas captaciones que figura en el PHJ, en 2002 se autorizaron cinco nuevos pozos y exigen la elaboración de un informe sobre rentabilidad socieconómica del uso del agua en los regadíos. Creen que en la comparación con los de Albacete saldrán como ganadores. Y por goleada.
Por último defienden un caudal «ecológico» desde Alarcón-que en ocasiones se ha utilizado para mantener un hilo de agua en el río a su paso por La Mancha- de entre 0,6 y 2 metros cúbicos por segundo. Consideran que «no es aceptable que se desembalse agua para evitar que se seque el río por la sobreexplotación del Acuífero de la Mancha Oriental».
Regantes de uno y otro lado se enfrentan en los papeles pero, por detrás, políticos de uno y otro lado juegan sus bazas en los despachos de la calle Génova y en el del ministro Arias Cañete. La solución, o un nuevo parche, en 2014.
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