El nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha, que se pretende llevar de forma consensuada el próximo 1 de febrero a las Cortes Generales, va a reactivar de forma activa e intensa el debate nacional del agua cuando se ponga en marcha en el Congreso de los Diputados su correspondiente trámite parlamentario. Al menos en eso sí ha sido eficaz la reforma pactada entre el presidente de la Junta, José María Barreda, y la presidenta y candidata del PP, María Dolores de Cospedal.
El fin del trasvase Tajo-Segura que recoge el nuevo texto castellano-manchego, según pactaron en su día Barreda y Cospedal, es un asunto ciertamente controvertido que ha provocado fuertes divisiones en dos direcciones políticas: división territorial, con las comunidades del Levante abiertamente en contra de poner fin al trasvase, y división interna tanto en el PSOE como en el PP en función de sus intereses territoriales.
Es previsible que el Estatuto de Castilla-La Mancha abra, por tanto, fisuras en el Congreso en los grupos parlamentarios socialista y popular, aunque de momento nadie quiera reconocerlo.
Murcia y Valencia
Este miércoles, el diputado toledano Alejandro Ballestero, coordinador parlamentario del PP de Castilla-La Mancha, se ha mostrado convencido en rueda de prensa de que los diputados populares de Murcia y Valencia apoyarán el nuevo Estatuto castellano-manchego, con todo lo que eso conlleva, es decir, incluido el fin del trasvase, al que desde estas comunidades levantinas se vienen oponiendo hasta ahora con total rotundidad.
Ballestero aseguró ser «optimista» y dijo estar «convencido» de que los diputados del PP murcianos y valencianos, que lideran respectivamente los presidentes de estas comunidades, Ramón Luis Valcárcel y Francisco Camps, van a dar en el Parlamento su voto favorable al Estatuto de Castilla-La Mancha. Evidentemente, tal como están las cosas en este momento, sería casi un milagro.
División en el PSOE
El diputado toledano del PP dijo que su partido apoyará el nuevo Estatuto, pero no confía nada en que el PSOE haga lo mismo, a la vista de las diferencias internas que hay también en este partido. Según Ballestero, habrá que ver en qué términos se expresan los socialistas, «porque es una pena, pero el PP no tiene mayoría en el Congreso». En este sentido, el diputado popular acusó a Barreda y al PSOE de votar «una cosa y la contraria».
Alejandro Ballestero dijo, por otro lado, que la presidenta y candidata del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, «defenderá de forma audaz y eficaz los intereses dela región», frente a un Barreda «que se pliega a las directrices de su partido». Para el parlamentario del PP, en el origen de esta controvertida situación en torno al agua está la política del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya unión inicial con Esquerra Republicana de Catalunya acabó con el trasvase del Ebro y perjudicó fuertemente a Castilla-La Mancha.