Los agricultores valencianos de la Ribera del Júcar reiteraron ayer su total oposición a que se realice una segunda toma, para enviar agua de este río a las comarcas alicantinas del Vinalopó, distinta a la que se construyó y funciona desde el Azud de la Marquesa, en Cullera.
El mismo día en que concluía el plazo para presentar alegaciones al proyecto de Plan Hidrológico de la cuenca del Júcar, representantes de las comunidades de regantes de la Ribera, agrupados en Usuj, y de las organizaciones agrarias AVA-Asaja y La Unió de Llauradors, explicaron su firme voluntad de «no consentir» ninguna otra solución distinta a la ya existente, como pretenden insistentemente desde el Vinalopó, y lanzaron un «aviso» a la Generalitat y al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente para que no defiendan «intereses políticos a corto plazo y se ponga en juego el futuro económico de miles de familias valencianas».
Juan Valero de Palma, secretario de Usuj y de la Acequia Real del Júcar, y Alberto Hervás, técnico de estas entidades, detallaron de forma resumida las razones argumentadas en sus alegaciones contra la pretensión de una segunda toma para el Vinalopó, tanto desde Cortes de Pallás como desde Antella, a la salida del embalse de Tous.
Indicaron que el Júcar es el río más regulado, solidario y explotado de España; que ya cede cuantiosos caudales para los nuevos regadíos en La Mancha (100.000 hectáreas), Canal Júcar-Turia, Sagunto y el propio trasvase al Vinalopó que funciona desde el Azud de la Marquesa, y que sufre un importante déficit estructural de recursos según los datos de la propia Confederación Hidrográfica.
Este déficit implica que con 927 hectómetros cúbicos (de media anual, pero con tendencia a la baja) que llegan hasta Tous se tienen que atender demandas que suman 1.100 hectómetros. Pero es a partir de ese punto del último embalse, en los 60 kilómetros que quedan de río hasta el mar, donde se cuenta con unos 268,4 hectómetros cúbicos sin posibilidad de almacenarse, por lo que si no se emplean acaban perdiéndose en el Mediterráneo.
Dicho caudal es utilizado en parte por las comunidades de regantes de la Ribera Baixa, pero queda un porcentaje de caudal sin aprovechar, y por eso se fijó ahí (en el Azud de la Marquesa, a 5 kilómetros de la desembocadura) el punto de captación para el trasvase al Vinalopó ya completado.
Los técnicos puntualizaron que con las obras ya hechas se pueden trasvasar 51 hectómetros al año y hasta 64 si se realizara una ampliación prevista. En cambio, con los datos de caudales oficiales en la mano, desde Cortes de Pallás sólo se podría haber enviado 1,67 hectómetros en cuatro ejercicios que tuvieron ese excedente, de los últimos 29 años. Desde Antella sólo hubieran sido 0,7 hectómetros en dos de esos años.
Los regantes valencianos del Júcar, y las organizaciones agrarias que les respaldan, tienen claro que cualquier afección de caudales aguas arriba del Júcar pondría en riesgo el abastecimiento de los usos tradicionales que utilizan este río desde hace siete siglos y medio, así como otros suministros que han ido desarrollándose en las últimas décadas en la provincia de Valencia, incluida la potabilizadora de la capital.
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