Como el de las obras de arte. Este el tipo de IVA que quieren pagar los regantes andaluces para mantener la rentabilidad, de lo contrario auguran un mal futuro a tenor del sobrecoste anual de unos 37 millones de euros al que han de hacer frente por la subida del recibo eléctrico. Lo ha advertido la presidenta de Feragua, Margarita Bustamante, durante un encuentro mantenido en Almería con representantes del sector para anunciar la concentración que llevarán a cabo los productores el próximo 26 de febrero frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Andalucía.
Bustamante ha dado a conocer la «dramática situación» en que la subida de los costes eléctricos coloca al regadío, un sector económico de carácter estratégico para la provincia, que representa en Almería una facturación de más de 2.000 millones de euros y da empleo a más de 50.000 personas. Como ha expuesto, «el último tarifazo eléctrico» coloca al regadío en «una situación extrema, y no es ninguna exageración». La última subida contenida en el decreto del 1 de agosto «significará para el regadío almeriense un sobrecoste superior a los 4 millones de euros anuales, y para el regadío andaluz en general de 37 millones anuales».
Y es que «llueve sobre mojado» porque esta subida se suma al incremento continuado de la tarifa eléctrica que los regantes vienen soportando en el último lustro, de más del 80%, con un aumento de los costes fijos (regulados) superior al 1000% en muchas zonas regables. Este crecimiento desproporcionado, unido al mayor consumo de energía eléctrica asociado al proyecto de modernización, supone ya que de media, el 40 % de los que le cuesta el agua al agricultor de riego tenga que ser destinada al pago de la factura de la luz, llegando en algún caso a superar el 75%. Se trata de una exposición a los costes energéticos «insoportable para cualquier sector y ruinoso para un sector como el agrícola, con unos precios por los suelos, muy especialmente en el olivar, una presión impositiva más que considerable y unos márgenes que ya estaban al límite antes del último tarifazo».
Según Bustamante, «la gran paradoja es que con estas tarifas, la modernización lejos de ser una ayuda resulta una condena, porque nos permite ahorrar agua, pero nos hace gastar más energía, con lo que el futuro previsible es que nadie se modernice a partir de ahora y que, en el peor de los escenarios, las instalaciones modernizadas queden abandonadas y sin uso, volviendo los regantes a los sistemas de riego tradicionales».
Los regantes andaluces han denunciado el trato discriminatorio hacia el regadío que supone el tarifazo eléctrico, que representa para los regantes una subida del 20% de media, y para determinadas comunidades de más del 40%, mientras que para otros sectores como la industria básica significará apenas un 3% o incluso una reducción de tarifa. Un trato que agrava «la situación abusiva que venimos sufriendo los regantes desde la desaparición de la tarifa especial de riego, pues nos vemos obligados a pagar durante todo el año el término de potencia que solo necesitamos unos meses, durante la campaña de riego».
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