Las fuertes inversiones en la modernización del regadío han permitido reducir el consumo de agua para riego cerca de un 25% al pasar de una demanda para uso agrario superior al 80% en 1999 a un 63% en la actualidad. El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), el cordobés Andrés del Campo, asegura que este descenso se ha debido al proceso de transformación del regadío que se ha llevado a cabo en los últimos años, sustituyendo los tradicionales sistemas de riego por gravedad, de coste energético casi nulo, a los nuevos mecanismos de riego por presión que, aunque demandan más energía, permiten ahorrar hasta un 20% de agua.

Eso ha permitido que el regadío localizado, presente ya en más del 48% de la superficie regable española, convierta a nuestro país en un «referente internacional en modernización». Este proceso ha permitido reducir más de 1.200 hectómetros cúbicos anuales el consumo de agua, con los que se podrían llenar 1.200 estadios de fútbol.

Sin embargo, frente a este proceso de inversión que se ha llevado a cabo y el ahorro que se ha conseguido en recursos hídricos, el presidente de los regantes españoles califica de paradójico que el Gobierno «premie» la inversión de más de 6.000 millones de euros realizados hasta la fecha en modernización con una subida eléctrica de más de un 90% desde 2008.

Andrés del Campo precisa que los costes fijos que deben pagar los regantes, «utilicen o no el servicio», se han disparado en más de un mil por ciento. Solo la última reforma energética supuso un sobrecoste de 100 millones de euros anuales en la factura de la luz de los regantes. En la actualidad, la luz representa el 40% de los costes del agua, «lo que hace inviable el regadío a pesar de ser el garante de los alimentos básicos».

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