El trasvase Júcar-Vinalopó está de nuevo en revisión. El protocolo firmado el miércoles por el Gobierno y el Consell para activar la infraestructura reabre la puerta a cambios que no excluyen la segunda toma de agua que reivindican los regantes de Alicante y rechazan los de Valencia, los partidos de izquierda y la plataforma social y ecologista Xúquer Viu.
Con el trasvase acabado, el protocolo suscrito por el Ministerio de Agricultura y la Generalitat califica ahora de “solución provisional” la única toma de agua existente, la del azud de la Marquesa en el tramo final del río. Desde ella se enviarán a Alicante 15 hectómetros cúbicos anuales en los próximos tres años mientras se realiza un “análisis de posibilidades de funcionamiento del sistema considerando las infraestructuras existentes, planteadas o que pudieran plantearse”. Una declaración de intenciones que, en palabras del presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, Andrés Martínez, implica que “se abre la puerta” a una conexión de la tubería del trasvase en Cortes de Pallás, aguas arriba del Júcar.
L’Albufera espera más agua
El agua asignada a L’Albufera es “totalmente” insuficiente para regenerar el ecosistema del lago, coincidieron los partidos de izquierda y Xúquer Viu. El plan del Júcar da al parque más agua pero sin aclarar qué cantidad será de calidad y cuánta de depuración, con lo que certifica “el expolio del río y L’Albufera”, según la plataforma ecologista, y no se permitirá “una recuperación adecuada” del lago, según el PSPV-PSOE. Ambas organizaciones denunciaron también que el plan no solucione el abastecimiento urbano de La Ribera con una concesión del río.
Los tres grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Valencia -PSPV, Compromís y EU- exigieron asimismo que el lago del parque natural reciba «agua limpia y de calidad”, como piden los técnicos de la oficina de la Devesa-Albufera. Por ello, solicitaron al Consistorio, propietario del lago, que «se comprometa a trabajar” para que el plan del Júcar, que ahora será remitido al Consejo de Ministros para su aprobación definitiva , “garantice mínimamente la calidad de agua de la Albufera». “De no recibir los caudales no aprovechados por los regantes de la Acequia Real del Júcar y el arrozal de Sueca, la Albufera podría sufrir daños irreparables», advirtieron al gobierno de Rita Barberá, que también había pedido una asignación mayor de agua a la concedida por el plan.
Por su parte, la Unió de Llauradors denunció que el plan del Júcar perjudica a los regantes de la Comunidad Valenciana frente a los de Castilla-La Mancha. En un comunicado, el secretario general de esta organización agraria, Ramón Mampel, denunció que se ha pasado del «agua para todos» a «nuestra agua para todos», que es «lo que se ha conseguido en este nuevo plan del Júcar». Mampel criticó que los regantes se abstuvieran en la aprobación del plan, que también significará “menos agua para trasvasar al Vinalopó” y “agrava las dificultades hídricas del parque natural de L’Albufera”.
Esa opción la descartó el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para situar el inicio del trasvase en el azud de la Marquesa. El Ejecutivo concluyó que en ese punto cercano a la desembocadura se garantizaban los excedentes para el Vinalopó, al contrario que en Cortes de Pallás, donde se había iniciado la obra. La modificación recibió un amplio respaldo en el Júcar frente a la protesta de Alicante. La Generalitat se alineó con el Vinalopó y encabezó manifestaciones contra el nuevo proyecto.
El director general del Agua, José Alberto Comos, intentó este jueves contrarrestar el malestar de los regantes de La Ribera con el protocolo, que se negoció sin contar con ellos. Comos afirmó que la Generalitat vela por “el interés general” y que “ha quedado acreditado que se vuelca en La Ribera” con el apoyo a las inversiones que prevé el mismo protocolo para la modernización del regadío tradicional del Júcar —50 millones aprobados del Gobierno y otros 1,8 de la Generalitat, pendientes de consignarse—. Con esa modernización se lograrán nuevos ahorros de agua, argumentó.
El director general defendió que para el Vinalopó se pongan sobre la mesa “todas las soluciones” y consideró “digno de considerar” que sus usuarios acepten que el agua empiece a llegar desde la Marquesa tras años de oposición. En realidad, el Vinalopó ya consumió agua de un trasvase en pruebas en otoño de 2012. En todo caso, esa toma se utilizará “sí o sí”, enfatizó Comos, que evitó pronunciarse sobre la posibilidad de derivar agua de Cortes de Pallás.
La Ribera no se dio por satisfecha. El secretario general de la Unidad Sindical del Júcar (USUJ), Juan Valero de Palma, criticó “el error” de no negociar con ellos un protocolo que genera “incertidumbre”, y recordó al Consell sus “pronunciamientos clarísimos” de que cualquier decisión sobre el trasvase contará con los regantes de La Ribera.
“Ha sido todo un engaño y no consentiremos que avance una segunda toma, iremos a Bruselas o donde haga falta”, aseguró más contundente José Pascual Fortea, presidente de los regantes de Sueca. Fortea denunció también que en el nuevo plan del Júcar, y en el protocolo, se han “colado” 12 hectómetros cúbicos anuales para el Vinalopó de recursos de afluentes del Júcar. “Es como darles ya una concesión de agua cuando lo que tenían garantizado eran sobrantes del Júcar”, añadió.
El director general del Agua evita pronunciarse sobre una segunda toma de agua en Cortes de Pallás
Desde el Vinalopó, Martínez destacó que el acuerdo facilita de momento que esos 12 hectómetros de afluentes del Júcar se destinen al abastecimiento urbano, que paga más por los recursos. Con esa contribución se cubriría “el déficit” del coste del agua que llegue para riego de la Marquesa, que Martínez asegura que los agricultores no pueden asumir. En el Júcar se invertirá en modernización y con el protocolo “no se molesta a nadie”, insistió.
No lo vio así Xúquer Viu, que rechazó de plano un acuerdo “que abre de par en par la puerta a un trasvase desde Cortes de Pallás”. La plataforma acusó al Consell de favorecer “de manera descarada” al Vinalopó y a intereses “ligados a la especulación” con el agua, y anunció movilizaciones contra el nuevo plan del Júcar, al que va ligado el protocolo.
Compromís también consideró “inaceptable” el protocolo, que en su opinión supone “una sentencia de muerte para el río, L’Albufera y los regantes”. Esquerra Unida exigió explicaciones “inmediatas” al Consell por un protocolo que “provoca claramente un enfrentamiento entre comarcas”.
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