El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo, defendió ayer los travases como una más entre otras medidas para hacer frente a la sequía mediante la planificación y el control de los recursos.
En declaraciones previas a la jornada técnica «Restricciones para el Regadíos: Planes de Sequía y Caudales Ecológicos», organizada por FENACORE en Madrid, el presidente nacional de los regantes afirmó que la solución a la escasez de lluvias en España pasa por la construcción de obras de regulación y trasvases entre cuencas debidamente justificados.
Del Campo -cuya comunidad de base son los regantes del Pantano del Gadalmellato, en Córdoba (cuenca del Guadalquivir)-, también abogó por medidas de gestión de la demanda como modernización de regadíos, bancos públicos del agua, recarga de acuíferos o la reutilización del aguas residuales.
La jornada contó con la asistencia del aragonés César Trillo, presidente de Riegos del Alto Aragón y de la Federación de Regantes del Ebro, quien restó importancia a los postulados trasvasistas del presidente nacional, postulados que no escuchó ayer durante su intervención en la jornada aunque sí ha oído en otras ocasiones. «La Federación Nacional se ha pronunciado varias veces sobre este tema -explicó Trillo en conversacion telefónica-. No todo el mundo tiene que estar de acuerdo, aunque sí hay una mayoría que defiende los trasvases… pero se puede convivir con eso». El representante del Ebro recalcó que «lo que hay entre los regantes es un sentimiento unánime de que hay que incrementar las obras de regulación», si bien reconoció que «también una parte importante del regadío nacional piensa que la solución pasa por los trasvases».
En la junta directiva de la Federación Nacional hay otro representante del Guadalquivir y dos más del Júcar y de la huerta de Murcia (cuenca del Segura). El anterior Plan Hidrológico Nacional (PHN) -que efectivamente defendió en su día Andrés del Campo-, pretendía llevar agua del Ebro al Júcar, el Segura y también a Almería, cuyos invernaderos forman un mar de plástico visible desde el espacio, y que tiene mucho más cerca el Guadalquivir, navegable en su último tramo.
Más allá de los trasvases, Trillo subrayó que «lo prioritario es que la cuenca (del Ebro) tenga garantía de agua, eso para empezar, y hoy por hoy no la tenemos». En la jornada, expuso un estudio sobre la repercusión de la sequía de 2005 y 2006 en Riegos del Alto Aragón, sistema en el que se estima que los regantes perdieron 60 millones de euros en estos años y las empresas ligadas al sector otros 30.
Pero lo malo a su juicio no es la sequía por falta de lluvias, sino la que provoca la falta de infraestructuras, como ocurre este año, en el que -explica- se han desperdiciado grandes recursos por falta de embalses, entre otras cosas por el retraso de proyectos como Biscarrués. Al igual que el presidente nacional de los regantes, Trillo insistió en que los planes de sequía son «insuficientes», por más que en su caso haya felicitado a los responsables de la Confederación del Ebro por la gestión realizada.
Además, recordó que diversos técnicos sostienen que el cambio climático obligará a incrementar la regulación en un 20 o un 25%, como planteó ayer el profesor de la Universidad de Lérida Antonio Palau incluso para mantener los caudales ecológicos.