Juan Ruano García, más conocido por todos los almanseños por Socorro, aunque no es un zahorí profesional sí demuestra una gran habilidad desde hace años en averiguar donde se pueden ubicar en el campo lugares donde exista agua en abundancia para hacer pozos.
Ruano, que ha dedicado gran parte de su vida a la construcción, no se considera profesional, ya que ésto tan sólo es un hobby o afición que desarrolla de forma totalmente desinteresada ya que no cobra ningún tipo de dinero por realizarla, aunque a veces le proporciona algunas propinas.
Comienzo casual
Hace seis años, Juan Ruano se encontró de forma totalmente casual con esta habilidad; en aquel momento, se construyó un pozo que ya habían marcado previamente los poceros, y valiéndose de las varas que utilizan los zahoríes profesionales fue capaz de marcar el pozo.
Tras comentarle este fenómeno a su hijo Joaquín, supo de podría realizar esta habilidad a larga distancia, un hecho que ni él mismo creía. «He sido constructor, me hice un plano de mi terreno, y cogí el péndulo e iba siempre a parar al pozo», explicó Ruano.
Comenta que es capaz de saber si bajo un lugar concreto de un campo, bancal o terreno hay agua, a cuantos metros se encuentra y en qué dirección discurre para conocer posteriormente el punto donde es más interesante construir un pozo con tan sólo un péndulo de cuarzo sobre plano y una rama de olivo.
El péndulo le permite estudiar el plano, y cuando se desplaza al terreno, utiliza las varas de olivo con forma de horquilla; en el momento en el que las varas se levantan, mientras Juan va caminando, significa que ha encontrado el punto de agua.
«Para mí es un compromiso, porque puede hasta incluso no salir agua», añadió Ruano, ya que dependiendo de las características del terreno, suele existir una posibilidad de acierto del 95%.
Juan reconoce que la gente, en principio, no se cree esta habilidad hasta que finalmente pueden comprobar sorprendidos el grado de exactitud que llega a alcanzar con tan sólo un plano del terreno en el que se desea construir el pozo.
Posteriormente, marca el plano en el punto exacto en el que existe una zona de agua, o bien se desplaza hasta el propio terreno. Los zahoríes, o radiestesistas en general, hacen uso de elementos como una horquilla de árbol, preferentemente avellano o sauce, o de un péndulo.
La horquilla debe sostenerse con las dos manos y con una postura determinada mientras Ruano recorre el terreno a explorar, hasta que su movimiento indique la presencia buscada. Además, Juan puede averiguar si bajo la tierra existe agua, metal o gas, una actividad que suele practicar como afición cuando le llama algún amigo o conocido, y se ha desplazado a lugares muy diversos; así por ejemplo, en un terreno de 1.900 hectáreas, ubicado en las Lagunas de Ruidera, pudo encontrar dos puntos de agua. «Me estudié el plano, y fuimos al sitio, en una hora marqué los dos pozos», explicó Ruano.
Recientemente, también pudo localizar otro pozo a 250 metros de profundidad en la zona de la Atalaya a un amigo que deseaba construir un pozo, un trabajo que le llenó de gran satisfacción, teniendo en cuanta la dificultad de la zona.