Pero si hasta hace no mucho, los agricultores eran verdaderos hombres del tiempo, la nueva situación les ha obligado a convertirse casi casi en expertos economistas.
No en vano la climatología ya no es el elemento que manda a la hora de planificar los cultivos que sembrarán. Y es que, hoy por hoy, que llueva o deje de llover no es la mayor de las preocupaciones a las que deben hacer frente desde el sector.
Los crecientes costes de producción, y los bajos precios a los que pueden vender sus productos les ocasionan no pocos quebraderos de cabeza, tal y como apuntó el presidente provincial de Asaja. «Hay en muchos cultivos en los que ni siquiera llegamos a cubrir los costes», matizó Pérez Cuenca.
A todo ello se ha sumado en los últimos meses el crecimiento desmesurado del precio de un input que no es ni mucho menos nuevo en el panorama agrícola. Se trata de la electricidad cuyo cambio de tarifas está obligando a los regantes a replantearse su futuro más inmediato.
No en vano desde la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (JCRMO) han denunciado reiteradamente, primero ese cambio, y ahora los efectos que está teniendo en sus bolsillos el hecho de que los sistemas de lectura de los contadores no se hayan adaptado a las tarifas.