http://www.laverdad.es/albacete/v/20110207/albacete/aliados-jucar-desde-hace-20110207.html
Con las primeras obras de la CHJ en la provincia en los años 30 se pretendía luchar contra el paro
A TENER EN CUENTA
1932
La mejora del canal de María Cristina ya se incluía en el Plan de Obras de Indalecio Prieto.
La creación de una Junta para estudiar las necesidades provinciales puso en pie de guerra a los regantes levantinos
La difícil situación de paro y grave penuria que arrastraba la provincia de Albacete allá por los años 30 marcó de una forma decisiva las primeras actuaciones que llevó a cabo en esta tierra la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), órgano de cuenca que en estos momentos se halla inmerso en los actos de celebración del 75 aniversario de su constitución.
Con el claro objetivo de modernizar y mejorar la actividad productiva de la provincia, las políticas hidráulicas impulsadas por el nuevo régimen en aquellos años trataron además de no desatender las urgencias de la grave crisis social del paro que azotaba duramente a Albacete.
Para ello, según explica el profesor de la Universidad de Valencia, J. F. Mateu Bellés en el libro ‘La primera Confederación Hidrográfica del Júcar (1934-1942), editado para conmemorar el aniversario, y en otros de sus estudios realizados, se elaboraron sucesivos documentos de planificación y se ejecutaron obras urgentes.
Canal de María Cristina
Sin duda alguna entre las actuaciones más relevantes de la época se encontraban las obras de mejora y ampliación del canal de María Cristina. Éstas ya se incluyeron en 1932 en el denominado Plan Reducido de Obras Hidráulicas impulsado por el socialista Indalecio Prieto tras pasar a ocuparse de la cartera de Obras Públicas en el primer gobierno constitucional de la II República.
Para facilitar la ejecución de estas obras de urgencia, éstas podían materializarse por el sistema de administración «que permitía dar, sin intermediario, multitud de destajos con el beneficio de la clase obrera».
Paralelamente, en el año 32 Prieto, en su empeño por contrarrestar los efectos de la crisis económica y de empleo, encargó la confección urgente de un una propuesta de obras hidráulicas ejecutables de manera inmediata. Encargo éste que recayó en una Junta, cuyos miembros fueron designados por Orden Ministerial, que estaba presidida por el ingeniero jefe de la Jefatura de Obras Públicas en Albacete. Entre otros conformaban esa Junta el presidente de la Diputación, alcaldes, presidentes de sindicatos de riego y dos funcionarios de las Divisiones Hidráulicas del Júcar y del Segura. Esta Junta, tal y como recoge el profesor Mateu, aglutinaba las peticiones locales y se convirtió en la interlocutora de la Dirección General de Obras Hidráulicas.
A la par esta Junta se erigió como defensora de los intereses de la provincia frente a los usuarios tradicionales tanto del Júcar como del Segura. Pero la creación de esta Junta fue considerada una nueva injerencia de Prieto por parte de los usuarios tradicionales del Júcar que consideraron que de esta forma se perjudicaba a los legítimos derechos de los regantes de la Ribera del Júcar. Una postura de enfrentamiento que hoy por hoy sigue manteniéndose con respecto a los intereses albaceteños.
El malestar por el nacimiento de la Junta fue tal que sólo dos semanas después de su constitución los regantes levantinos convocaron una asamblea en el Teatro Apolo de Valencia para exigir la creación urgente de la Mancomunidad Hidrográfica del Júcar y la paralización de todos los expedientes de obras que afectaran directa o indirectamente a este río y a sus afluentes.
Propuestas
A pesar de esto la Junta mantuvo entonces, y en los siguientes años, de forma permanente la presión para impulsar el desarrollo de obras hidráulicas en la provincia por cuanto podían suponer «para paliar el paro endémico y coyuntural, especialmente en el invierno y en determinados momentos del calendario agrícola».
Y, ¿cuáles eran las obras que consideraban que debían ser realizadas? En los informes llevados a cabo distinguieron entre cinco zonas necesitas de mejoras. Éstas eran Alcaraz-Albacete-Tinajeros, Hellín y la cuenca alta del Mundo, Alpera-Almansa, Yeste y Villarrobledo-Albacete. Globalmente el documento presentado incluía la mejora de 8.000 hectáreas de regadío eventual y la creación de 81.500 hectáreas de nuevos regadíos.
En 1933 se elaboró el Plan Nacional de Obras Hidráulicas. Entre las obras propuestas con carácter urgente para Albacete figuraban la reparación del Canal de María Cristina, el canal de Albacete, el canal de trasvase o el recrecimiento del pantano de Almansa. El plan recogía parte de las reivindicaciones realizadas por la Junta para Albacete.
La aprobación en 1940, con Franco en el poder, del Plan General de Obras Hidráulicas dio al traste con muchas de las aspiraciones de la provincia.
No obstante, mantenía la mejora y ampliación del canal de María Cristina con sus canales complementarios en el grupo de obras en construcción que debían desarrollarse con urgencia por los Servicios Hidráulicos del Júcar. El proyecto se alargó en el tiempo y sufriría no pocos cambios.
Además del libro de Mateu, que recoge los primeros pasos de la CHJ, la exposición ‘Hidrografías’, que recorre fotográficamente cómo era el Júcar, sus parajes y las obras que se llevaron a cabo, nos adentran hoy en la ingente labor llevada a cabo por este organismo en su intento por hacer del Júcar un aliado. La sala de exposiciones de Caja Castilla-La Mancha alberga esta muestra que se clausura hoy.