«Esta no es la PAC que necesitan ni España, ni Castilla-La Mancha». De esta rotunda manera valoraba el portavoz de Agricultura del PSOE, Alejandro Alonso, el documento inicial y pedía «un gran acuerdo de país, un documento de consenso que haga que el Gobierno de España, las comunidades autónomas, los partidos políticos y las organizaciones agrarias compartamos los objetivos y vayamos con una posición común sobre qué cosas tenemos que cambiar necesariamente de este documento».
Según el diputado socialista, la propuesta supone «un retroceso» y pone en riesgo la rentabilidad y la competitividad de miles de explotaciones. Además, deja en el olvido cuestiones importantes y en las que, a su juicio, se deberían avanzar ahora aprovechando esta reforma, como la reciprocidad en los intercambios comerciales con terceros países o la relación entre el productor y las grandes cadenas de distribución y comercialización de los productos agrarios.
Por último, señala al nuevo concepto de pago único como el mayor de los defectos del documento: «Tal y como está planteado introduce el caos» entre los diferentes sectores y aquéllos que ahora sí perciben ayudas y los que no.