El coordinador del Partido Popular en la Sierra del Segura, Antonio González, ha denunciado «la enorme pérdida de recursos hídricos que se está produciendo con un Río Ebro desbordado y arrojando al mar millones de litros de agua por segundo en los últimos días».

«El Río Ebro -destacó González- ha vertido, tirado, despilfarrado, en la última semana, más de 1.500 m3/segundo, lo que supone dos años de trasvases Tajo-Segura».

Añade que «los mil Hm3 que, hipotéticamente, se desalaran en el levante cuando se construyan esas monstruosas y súper-contaminadoras desaladoras que propone Zapatero, señaló, se han tirado al mar en unos pocos días, y en lugar de canalizar ese agua que se está despilfarrando para obtener provecho de ella, el presidente del Gobierno actual nos impone unas desaladoras que contaminarán, sólo en un año, lo mismo que el parque móvil nacional de vehículos particulares durante 20 años».

Pozos

González insiste en esta enorme pérdida que supone el vertido del agua del Ebro, que, asegura, equivale a «tirar diariamente al mar más de cien millones de euros y arruinar, literalmente, a todo el sureste español».

El coordinador comarcal de los populares acusa al presidente regional, José María Barreda de ser «tan responsable como Zapatero y Narbona de este despilfarro nacional y de este problema medioambiental y económico para Castilla-La Mancha».

Barreda, afirma, «impulsó el voto de su mujer [la diputada nacional Clementina Díez] y del resto de diputados nacionales socialistas elegidos en Castilla-La Mancha para derogar el Plan Hidrológico Nacional lo cual supone una traición a su tierra y, por tanto, le hace responsable de que el agua que se despilfarra hoy en el Ebro no la podamos usar aquí».

En contraposición con el despilfarro del Ebro, añade, «y puesto que el agua de los ríos de la Cuenca del Segura llega escasa al mar, se está tratando de tomar de donde mana, en la Sierra del Segura, acaparando las aguas superficiales y asaltando los manantiales del subsuelo de las tierras serranas».

«Esto es, lisa y llanamente, un saqueo», indicó, «pues se trata de una explotación de recursos ya muy escasos y necesarios para nosotros, recursos de los que se nos priva a las gentes de la Sierra».

«Apenas hay agua para regar», dijo González, «y pensar en poner en explotación una finca de regadío es, sencillamente, una utopía. Nos dejarán sin agua y desertificados. Nos dejaran sin este recurso natural, esquilmando los últimos acuíferos estratégicos de la comarca de los que ahora extraen agua sin piedad decenas de pozos que, con total impunidad, vierten el caudal que extraen en los ríos Mundo, Taibilla y Segura, llevándose el oro líquido a otros valles».