El 36,2 por ciento de los encuestados califica como «muy buena» la aprobación de los planes hidrológicos del Tajo y del Júcar, que han puesto fin a la llamada ‘guerra de agua’ entre Castilla-La Mancha y las regiones del Levante, un conflicto que llevaba enquistado más de una década.
No hay que olvidar que el nuevo Plan Hidrológico del Tajo blinda una reserva de 400 hectómetros cúbicos en los embalses de cabecera del trasvase al Segura (prácticamente el doble de la anterior) para uso exclusivo de la comunidad. Además, este plan fija por primera vez un caudal mínimo para el río a su paso por las ciudades de Toledo y Talavera de la Reina (10 metros cúbicos por segundo) y contempla 6.100 millones de euros de inversión para los próximos años en la cuenca.
En cuanto al Plan del Júcar, soluciona por fin el problema del agua en Albacete, que ya no tendrá que pagar más que los regantes del Levante por el agua que consume del río, además de ampliar la superficie de regadío en esta provincia y en la vecina Cuenca.
No obstante, cabe señalar el alto porcentaje de encuestados que desconoce la situación de estos planes hidrológicos. Más de un 31 por ciento responde «no sabe/no contesta» al ser cuestionado sobre política hidrológica.
Asimismo, es destacable que el 21,1 por ciento de los encuestados califica como «malo o muy malo» el desarrollo de estos planes hidrológicos en Castilla-La Mancha. El 11, 8 por ciento evalúa como «regular» los acuerdos alcanzados en materia de agua por la comunidad.
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