José Maria Benlliure Moreno, director general del Agua en la conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana será nombrado hoy, con toda probabilidad, nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) en el Consejo de Ministros.
José María Benlliure vuelve así a la que durante años fue su casa y donde desarrolló tareas de responsabilidad como jefe del Área de Calidad de las Aguas, Comisario de Aguas adjunto y jefe del Área de Tecnología. El nuevo presidente de la CHJ acumula también gran experiencia en la administración de la Generalitat, donde fue director general de Urbanismo en la época de Luis Fernando Cartagena. Tras su paso por la CHJ fue repescado por su compañero y luego conseller José Ramón García Antón como director general del Agua, puesto que ocupó después a las órdenes de Cotino y hasta hoy de Maritina Hernández.
Es, pues, y por encima de un gestor político, un profundo conocedor de la realidad hídrica valenciana y del conjunto de la cuenca del Júcar.
En su trayectoria profesional destaca su intervención como promotor del Plan Acción Territorial del Riesgo de Inundaciones en la Comunidad Valenciana (Patricova), un documento de referencia adaptado más tarde por otras comunidades autónomas y también por el Gobierno Central.
El nombre de José Maria Benlliure estaba sobre la mesa del ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete prácticamente desde su toma de posesión hasta el punto de que algunos medios dieron por hecho su nombramiento a finales de enero. Sin embargo, las dudas del propio ministro sobre el modelo organizativo del ministerio han retrasado la toma de decisiones
Arias Cañete estudia equiparar las confederaciones hidrográficas a una simple subdirección con dependencia directa del director general del del Agua en Madrid, «rebajando» el rango de los presidentes de la CHJ y anulando su actual autonomía presupuestaria.
Los retos de José María Benlliure son bien conocidos: alcanzar el consenso necesario para cerrar el nuevo Plan Hidrológico de la Demarcación Júcar, conjugando los intereses valencianos y los de Castilla-La Mancha; dar un salida a las desaladoras heredadas del anterior gobierno y terminar con el conflicto del Júcar-Vinalopó. Pese a que en algunos sectores de la Ribera del Júcar se ha visto a Benlliure como un defensor de la segunda toma en Antella para el citado trasvase, el futuro presidente de la CHJ ha dicho que la Generalitat no la hará sin consenso, algo difícil de lograr en la cuenca cedente si se cambian las condiciones con las que aceptaron el trasvase. Además no hay presupuesto para mucha aventuras. Su pragmatismo y sus relaciones en el mundo del agua juegan a su favor en todos los conflictos a los que tiene que hacer frente.
Otro reto en el medio plazo será gestionar la sequía que anticipa la falta de lluvias aunque afortunadamente llega a la CHJ con los embalses prácticamente llenos.