Las cuencas hidrográficas de España se arman con medidas preventivas para combatir la sequía, una situación que en el caso valenciano es especialmente grave. De hecho, el Turia aportará a los regantes la mitad de agua que el año hidrológico anterior. En un caso parecido está la cuenca del Júcar. Las aguas subterráneas y los “pozos de sequía” podrían ayudar a solventar esta situación calificada de “emergencia”.
Cada año la situación en las principales cuencas hidrográficas valencianas, las del Turia y el Júcar, va a peor. El primero de estos dos ríos aportará a los regantes la mitad de agua que el año hidrológico anterior, es decir, se pasará a suministrar entre 70 y 80 hectómetros cúbicos. Casi con toda seguridad, se harán necesarias las restricciones de agua que no fueron necesarias el ejercicio anterior, porque en 2006 ya se redujo la aportación en un 50 por ciento respecto a 2005.
El Júcar, por su parte, seguirá con las restricciones que ya sufrió el año pasado, y se reducirá su aportación de los 350 hectómetros cúbicos en 2006 a los 240 en 2007, entre un 30 y un 40 por ciento menos. Para garantizar el abastecimiento, y según se recoge en el Plan Especial de Alerta y Eventual Sequía (PES) del Ministerio de Medio Ambiente, habrá que recurrir a aguas subterráneas, a las reutilizadas y a los denominados ‘pozos de sequía’.
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan José Moragues, calificó esta situación de “emergencia”, y apuntó que “puede empeorar”, dependiendo de cuánto y dónde llueva en los próximos meses. Los dos ríos están “en el último rango de medición, en la zona de peor, de más sequía”, añadió el responsable de la cuenca del Júcar.
La situación no es exclusiva de los ríos valencianos, pero es especialmente dramática ya que, al parecer, y según Moragues, “difícilmente” se van a poder abrir nuevos pozos en la campaña actual para paliar la sequía. “En esto no ocurre como con los Reyes Magos”, señaló Moragues, que añadió que, ante una eventual petición masiva de apertura de pozos, los 105 del Júcar y los 35 del Turia no podrán estar operativos durante esta campaña.
Vigilancia y seguimiento
El informe remitido por el Consejo del Agua de cuenca, que es una de las actuaciones planteadas en el PES, ha contado con las participación de representantes de la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas, usuarios, organizaciones profesionales y ecologistas.
En este informe se ha plasmado todo lo que se está haciendo en la actualidad para gestionar la sequía. Se trata, en definitiva, de acciones de vigilancia y seguimiento ambiental, ahorro, búsqueda de recursos adicionales como los pozos de sequía o reutilización de agua.
Para llevar a cabo el proceso se establece a través del PES un sistema de indicadores que permite identificar en qué situación se encuentra un sistema para adoptar una serie de medidas predefinidas, según la gravedad de la situación, que va desde la normalidad a la prealerta, alerta y emergencia.
Situación generalizada
España es un país en el que la sequía se produce por ciclos. Cada 10 años, el índice de lluvias se desploma y las zonas más secas del territorio sufren con mayor intensidad las consecuencias de la falta de agua. La última gran sequía tuvo lugar en la primera mitad de los 90. El fenómeno de la falta de agua se produce paulatinamente, pero se soluciona de golpe, con un periodo largo de abundantes lluvias. De esa situación se aprendió la importancia de la prevención. De ahí el establecimiento del PES, que ahora, con una nueva situación de falta de líquido elemento, se pone a prueba.
Así son numerosas las cuencas españolas que se arman para prevenir una primavera poco generosa en lluvias. La situación de sequía cumple en 2007 su tercer año consecutivo y el Tajo, el Segura, el Guadalquivir, así como el Turia y el Júcar ya tienen en marcha las medidas oportunas.
En el caso del Tajo, se ha enviado al Ministerio de Medio Ambiente, porque así lo indica en el PES, una serie de protocolos y organización en la toma de decisiones, así como medidas de vigilancia y control de riesgos para minimizar la frecuencia y la intensidad de las situaciones de escasez de recursos.
El río Guadalquivir se encuentra en la misma tesitura que el Tajo y el resto de ríos. Con la misma filosofía de minimizar el impacto de la sequía se ha remitido desde su Confederación Hidrográfica el preceptivo informe para añadirlo al PES, que se revisará de nuevo en el año 2009.
El Segura, en emergencia
El caso del Segura es tal vez el más grave de España. Este río sufre una paulatina reducción en sus recursos hídricos desde hace 25 años, según ha comentado estos días el presidente de su Confederación Hidrográfica, José Salvador Fuentes Zorita. Los pantanos de esta cuenca se reducen cada temporada y también en este caso se califica la situación como de emergencia.
Al igual que en el resto de cuencas, la del Segura ha aportado al PES una serie de mecanismos para prevenir y detectar situaciones de sequía, fijar umbrales de gravedad progresiva y definir medidas para minimizar los efectos negativos de la falta de agua en el abastecimiento urbano.