A esos «señores trasvasistas», les recordó que esta Comunidad Autónoma, gracias a su autonomía, la Constitución, el Estatuto y los ciudadanos, citó Barreda, «pinta» en materia de agua, una posición que cristalizó en la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía, en cuyos trámites futuros confió en que se sepa «mantener la unidad y consigamos lo mejor posible para los intereses de Castilla-La Mancha».
En este sentido, aseveró que las dos líneas estratégicas de su mandato serán cambiar la legislación «que nos perjudica» y «exigir todas las obras que necesitamos», con el objetivo de que la falta de agua «no sea un factor limitante de nuestro crecimiento» y que el modelo a poner en marcha «potencie una utilización más poderosa de los recursos disponibles».
En este contexto, dijo estar en condiciones de presentar el Plan de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, y anunció su intención de «plantar 20 millones de árboles, 10 por ciudadano», e impulsar un Pacto Regional para la Prevención y Adaptación al Cambio Climático, así como el uso de las energías renovables.
Igualmente, se comprometió a poner en marcha el II Plan Regional de Residuos Peligrosos, el Centro de Investigación del Fuego, la Etiqueta Natural de Castilla-La Mancha, una Red de Corredores Verdes, a la ampliación de espacios protegidos y a ampliar la campaña de extinción de incendios hasta alcanzar los 12 meses.