El presidente regional manda un e-mail a Cospedal exigiéndole que aclare qué quieren los ‘populares’ en esta reforma. La líder de la oposición le pide al presidente regional «más cintura política» en la negociación
La cuenta atrás del Estatuto, para bien o para mal, está a punto de concluir. Mañana la Comisión Constitucional del Congreso votará el dictamen de la reforma regional y decidirá si el texto pasa al Pleno o, por el contrario, regresa a Castilla-La Mancha. Las razones para ser optimistas son pocas, según reconoció ayer el presidente de la Junta, José María Barreda, en varias entrevistas radiofónicas. Y es que el PSOE, a día de hoy único apoyo del texto, ya ha advertido de que no habrá más rebajas en las propuestas de agua, mientras que el PP, que se abstuvo en la última ponencia, no ha dado visos de que vaya a variar el sentido de su voto. Es más, el murciano Valcárcel instaba ayer a lo suyos a decir «no» al dictamen castellano-manchego si no replegaba sus demandas hidrícas. Un envite que Barreda replicó diciendo que «la batalla no terminará pase lo que pase el miércoles en el Congreso».
Con la llamada Guerra del Agua en su clímax, el presidente de la Junta afirmaba ayer en la Ser no estar dispuesto a bajar «ni una gota más» las aspiraciones del texto castellano-manchego. En un tono más alto que lo habitual, «apasionado» según el mismo lo calificó, recriminó la postura de la líder de la oposición, María Dolores de Cospedal. En concreto, la acusó de «plegarse plenamente» a los intereses de Murcia y Valencia y de «elegir» su cargo de secretaria general del PP al de presidenta del partido en la comunidad. «No se atrevió a defender el Estatuto en el Congreso en su toma de consideración», lamentó.
«Yo consegui el apoyo de mi partido». Palabras con las que respondía también a las denuncias ‘populares’ sobre una posible «bajada de pantalones» de la Junta. «Yo sí conseguí el apoyo del Gobierno de España y de mi partido al Estatuto y ella no lo logró en el PP, aún siendo la número dos. Pone en evidencia que en los temas de agua quien manda no es ella, sino Camps y Valcárcel».
Por ello, preguntado por la más que posible retirada de la reforma el miércoles en el Congreso, rebatió que «no es que se retire, es que se pone en evidencia» que no podría salir adelante porque es una Ley orgánica que requiere mayoría absoluta y «no tendría sentido político» que saliera con apoyo de CiU u otros partidos nacionalistas.
Última llamada por e-mail. Tras las críticas, Barreda lanzó un último mensaje de acercamiento al PP, vía e-mail. Anunció su intención de remitir un correo electrónico a la número dos del PP preguntándole sobre los términos en torno a los que «quiere llegar a un acuerdo» sobre el Estatuto de Autonomía.
«Hemos tenido tiempo para consensuar, le he invitado varias veces a hablar y se ha negado, quise que las Cortes se pronunciaran sobre esta cuestión, y se negó, y ahora sigue con una táctica dilatoria, de ambigüedad; así que nos diga sobre qué base quiere que negociemos», advirtió.
Al cierre de esta edición, no hay constancia de que las filas populares hayan respondido a este requerimiento del Gobierno regional vía correo electrónico.
el PP pide «más cintura». Si bien la calle Génova no se ha pronunciado sobre qué posturá tomará en torno al Estatuto, Cospedal salía ayer a los medios para pedir «más cintura» a Barreda en la negociación. Según dijo, su partido «luchará hasta el último momento» para encontrar un acuerdo y, sin citar a Barreda, pidió que «algunos no prefieran retirar el Estatuto antes que llegar a acuerdos».
El objetivo es que «prevalezca tener un buen Estatuto para Castilla-La Mancha antes que el interés por sacar ventajas partidistas», aseveró.
La piña del Levante. Mientras el presidente regional y la líder de la oposición se enfrentaban por el Estatuto, Cams y Valcárcel hacían piña contra él.
En el marco de una reunión de los dirigentes valenciano y murciano con agricultores y regantes del Tajo-Segura, el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, aseguró que sí el PSOE «se obstina en mantener el texto» sobre el trasvase en los términos en que está planteado, el PP «debería votar no» en la Comisión Constitucional del Congreso. Es más, «votar otra cosa sería descolocarnos», ya que la abstención del PP en el anterior trámite parlamentario respondía a una búsqueda de acuerdo, subrayó.
«No vamos contra nadie ni queremos nada que nadie necesite, sólo reclamamos lo que necesitamos, que es agua para crecer, para mantener puestos de trabajo y para incrementar el PIB», ha agregado Valcárcel.
En la misma línea se situó Camps: «No creemos en una España de caducidades ni de reservas», en alusión a la inclusión de una reserva estratégica de 4.000 hectómetros cúbicos en el preámbulo de la reforma estatutaria de Castilla-La Mancha, y comentó que actualmente se asiste a un «debate absurdo de tensión que no se ajusta a ningún dato objetivo».
El trasvase no está en peligro. Desde el PSOE federal, la alicantina Leire Pajín, aseguró que el trasvase Tajo-Segura no está en peligro si se aprueba la propuesta regional y añadió que el PP «debe retratarse» en la próxima reunión de la Comisión Constitucional.
Según concluyó, durante año y medio se ha trabajado en la ponencia del Estatuto por llegar a un consenso que garantice que esas comunidades tengan agua suficiente, mientras que la estrategia del PP ha sido la de «arrojar el agua» entre los implicados.