Era un secreto a voces. El presidente de la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (Jcrmo), Francisco Belmonte, reconoció ayer a La Tribuna de Albacete que, en efecto, casi todos los años, el Júcar se seca aguas abajo del embalse de La Toba.
Con tono resignado, más que indignado, Belmonte señaló que «esto se sabe desde hace años, e incluso se ha mencionado en alguna ocasión en los órganos de Gobierno de la Confederación Hidrográfica, pero siempre ha dado igual, es así, la doble vara de medir y de juzgar».
Según explicó el presidente de la Jcrmo, lo que ocurre casi todos los años en el paraje denominado como los Cortados de Villalba presenta varias similitudes, pero también importantes diferencias, con lo que sucedió en abril de 2008 en el paraje de Cuasiermas.
«Ambas zonas se encuentran aguas abajo de un embalse -señaló- en el caso de los Cortados de Villalba, se trata de La Toba, mientras que en el caso de Cuasiermas, hablamos de Alarcón».
En este punto, empiezan las diferencias. En abril de 2008, la desecación de un tramo del río en la zona de Cuasiermas se produjo a causa del bombeo de aguas desde varias pequeñas explotaciones situadas a la orilla del río.
«En pocas horas, un desembalse desde Alarcón solucionó el problema -indicó- pero, en el caso de los Cortados, el embalse de La Toba no es parte de la solución, sino parte del problema».
La Toba, según explicó Belmonte, es un embalse de tipo hidroeléctrico, cuyo régimen de funcionamiento depende de las necesidades de generación de la empresa que lo gestiona.
«Eso significa que, cuando hay que generar, se desembalsa agua a chorro y, cuando no, se cierran las compuertas -afirmó- mientras que la política de la Confederación Hidrográfica del Júcar, al menos en lo tocante a Alarcón, es garantizar un caudal ecológico mínimo aguas abajo».
Esa política de desembalses habría permitido, por ejemplo, que el río Júcar no se haya secado en su tramo medio a lo largo del último año hidrológico 2008-2009. Pero este verano, y sobre todo en las últimas semanas, en el tramo alto, en los Cortados de Villalba, el río se ha quedado seco, según denunciaron los ecologistas, en medio de la indiferencia general.
«A estas alturas de la vida, me gustaría decir que estoy indignado -dijo, resignado, Francisco Belmonte- pero estoy, simplemente, cansado; cansado de que a nosotros se nos señale con el dedo desde Valencia y desde ciertos sectores ecologistas de la región vecina cuando hay un problema, mientras que otros tienen bula; claro que a lo mejor, la culpa es nuestra, por habernos metido a regantes en vez de montar una eléctrica para que no nos tosiera nadie».
De hecho, desde la propia Jcrmo se recordaba ayer que el caso de La Toba no es un hecho aislado. «Aguas abajo de Albacete, se da una situación parecida -señalaron dichas fuentes- en concreto, nada más pasar El Molinar, y tampoco se hace nada, porque tiene que ver con la refrigeración de la central de Cofrentes».