La polémica sobre el agua, presente a lo largo de toda la campaña electoral, emergió ayer con fuerza a raíz de unas declaraciones del número uno del PSOE por Murcia, Mariano Fernández Bermejo, en las que vaticinaba que la Región acabaría suministrando agua desalinizada a Castilla-La Mancha.
Las declaraciones, que se produjeron en el transcurso de una entrevista en la emisora Onda Cero, aludían a la posibilidad de que la desalinización acabara por convertir en precindible el agua del Tajo. Bermejo señala que serán los agricultores quienes determinen en el futuro si es necesario o no el trasvase, aunque concluye señalando que no es ese el horizonte que él vislumbra.
«El horizonte que yo veo es mucho más complejo -indicó-, donde puede que el agua desalada camine en dirección contraria. La necesidad se expresa en términos globales. Ya no hablamos de Murcia. Quien va a necesitar el agua va a ser Castilla-La Mancha y se la vamos a mandar nosotros de desaladoras».
El PP señaló que las palabras de Bermejo suponen un reconocimiento de que la desalinización terminaría por sustituir el trasvase del Tajo. El presidente regional, Ramón Luis Valcárcel, contestó que el candidato del PSOE «sabe muy poquito de la realidad de la Región», y el candidato del PP al Congreso Alberto Garre señaló que las declaraciones de Bermejo «confirman que con José Luis Rodríguez Zapatero el trasvase Tajo-Segura tiene los días contados».
El portavoz de la ejecutiva del PSOE murciano, José Ramón Jara, salió en defensa de su candidato al afirmar que «no ha habido mayor engaño como el que Valcárcel ha mantenido con un trasvase del Ebro imposible».
Bermejo, por otra parte, se vio obligado ayer a trasladar un encuentro con jóvenes, previsto en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, por la protesta de los funcionarios de Justicia. El acto, al final, tuvo lugar en la sede del PSRM-PSOE.