El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, trató ayer de atajar el rebrote de la «guerra del agua» generado tras su reciente intervención en el Congreso, en la que anunció un nuevo Plan Hidrológico Nacional. Cañete negó ayer haber nombrado las palabras «trasvase» o «Ebro» cuando presentó sus planes, aunque insistió en que cambiará la política hidráulica porque la actual «es la más fracasada de la democracia».
En efecto, como informó ABC, el ministro no citó la palabra «trasvase» a lo largo de su primera intervención ante los miembros de la comisión parlamentaria de Agricultura, en la que expuso las líneas de la política de su departamento para la legislatura. Sin embargo, fue al final de la sesión cuando, en respuesta a los diputados, sí se mostró de forma clara a favor de las transferencias entre cuencas, aunque con las condiciones de que se trate de aguas «excedentarias» y de que se respeten los caudales ecológicos mínimos. «La unidad de cuenca y los trasvases no son incompatibles», proclamó. Y luego se preguntó: «¿Alguien cree que si alguien tiene aguas excedentarias en volumen se puede oponer a su trasvase?».
Amenaza de ruptura del PAR
Cañete se vio forzado ayer, en una rueda de prensa con el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, a salir al paso de las reacciones a aquellas palabras. En estos días, el socio de gobierno del PP en Aragón, el PAR, ha amenazado con romper su acuerdo si se lleva a cabo un trasvase del Ebro y los representantes de Chunta Aragonesista ya están «desempolvando» las pancartas.
Ayer, el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, advirtió de que sería «una auténtica animalada» resucitar el proyecto de trasvase del Ebro y apostó, en cambio, por traer agua del Ródano a toda la costa mediterránea peninsular, informa Efe. «Recuperar todo aquello tal y como se diseñó en ese momento no tiene ningún sentido», señaló.
Por su parte, la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, se mostró partidaria de que el Plan Hidrológico sea «actualizado» y «revisado» conforme a las necesidades presentes y ha descartado un trasvase desde el Tajo medio al Segura.
Desde Murcia, el Ejecutivo autónomo sostiene que «hace falta un gran pacto del agua» y «que el agua vaya desde donde sobre hasta donde falte», mientras que el presidente valenciano, Alberto Fabra, insistió en reclamar «solidaridad hídrica».
En todo caso, Cañete mostró ayer su sorpresa por la «extraña preocupación» ante su programa, ya que las ideas de «un gran pacto nacional» por el uso del agua y de un «plan hidrológico solidario» ya figuraban en el programa electoral del PP, apoyado por una mayoría de españoles.