Científicos del Museo Estatal de Nueva York han descubierto una bacteria que es letal para el mejillón cebra y que sin embargo no daña al resto de animales y plantas que conviven con el molusco invasor. Este hallazgo ha permitido desarrollar el primer producto capaz de luchar contra la plaga en aguas abiertas, que ya ha sido comercializado en Una colonia de mejillón cebra en el embalse alavés de Puentelarra.
Estados Unidos y que está siendo seguido de cerca por la CHE para su posible aplicación en la cuenca del Ebro.
«Es cierto que todavía hay que esperar a que ese nuevo compuesto sea aprobado por las autoridades españolas, pero si tiene éxito supondrá un avance tremendo en la lucha contra el mejillón cebra -explica la jefa del servicio de Control Ecológico de la Confederación, Concha Durán-. Ahora mismo no existe ningún método capaz de frenar la invasión en los ríos y embalses sin afectar a otras especies, solo la podemos controlar en espacios cerrados, así que este descubrimiento abre una puerta a la esperanza».
La investigación gira en torno a una bacteria -la «Pseudomonas fluorescens»- que está presente en los ecosistemas acuáticos de Norte América. Este organismo es totalmente inofensivo y protege las raíces de las plantas de ciertos mohos y de otros agentes perjudiciales para ellas. Sin embargo, científicos del Museo Estatal de Nueva York liderados por el doctor Daniel P. Molloy descubrieron que una cepa de esa misma bacteria -la CL145A- es nociva para varias especies de mejillón, entre ellas el cebra. Destruye su aparato digestivo Cuando los bivalvos ingieren cantidades importantes de «Pseudomonas fluorescens CL145A2, esta bacteria destruye su aparato digestivo, con la particularidad de que las células muertas son tan nocivas como las vivas.
Una vez confirmada la importancia del hallazgo, el Museo Estatal de Nueva York llegó a un acuerdo con un laboratorio privado para desarrollar un producto que utilice células muertas de la bacteria «Pseudomonas fluorescens CL145A» para acabar con el mejillón cebra sin afectar a otras especies de animales y plantas. El producto ya se comercializa bajo bajo la marca Zequanox, y está siendo probado en las centrales hidroeléctricas del río Niágara.
«El laboratorio que lo desarrolla se puso en contacto con la Confederación Hidrográfica del Ebro en un congreso al que acudimos en Holanda -explica Concha Durán-. Lógicamente, estamos muy interesados, porque además de aplicarse en aguas abiertas este nuevo método también podría utilizarse en espacios cerrados reduciendo los costes y los impactos ambientales».
Según un informe elaborado recientemente por la CHE, en una década la plaga del mejillón cebra ya ha provocado daños por valor de más de 19 millones de euros en la cuenca del Ebro. Las afecciones económicas se han multiplicado por cinco desde que se descubrió la plaga, y se calcula que para el año 2025 la inversión destinada a frenar a este molusco invasor rondará los 110 millones de euros.