Un informe de la Confederación Hidrográfica del Júcar advierte sobre el deteriorado estado de la cuenca debido al prolongado periodo de sequía -Sólo nueve puntos de control del curso fluvial se encuentran dentro de la «normalidad»
J. SIERRA /VALENCIA Diez de los 34 indicadores de sequía establecidos en la demarcación del Júcar se encuentran ya en situación de alarma roja o «emergencia», según el último informe elaborado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que lleva fecha del pasado 31 de julio.
El informe refleja el rápido deterioro de la situación en la cuenca provocado por meses de sequía que únicamente ha podido ser corregida mediante la utilización de los recursos almacenados en los últimos años en los embalses de la cuenca del Júcar, que en la fecha del informe se habían reducido a 929 hectómetros cúbicos, que representan el 39% de la capacidad total.
El año pasado, el porcentaje embalsado era del 52% (1.220,8 hectómetros cúbicos) y en 2010 del 48,2% (1.132 hectómetros cúbicos).
Los indicadores, según información suministrada por la CHJ, incluyen datos sobre el volumen de agua almacenado en los embalses superficiales, los niveles piezométricos de los acuíferos, las aportaciones de los ríos en régimen natural y la pluviometría.
El informe es el resultado de la aplicación de un método de seguimiento de sequías, muy depurado, que permite conocer y establecer un diagnóstico global o por sistemas de explotación de la cuenca hidrográfica del Júcar. El sistema se basa en 34 indicadores representativos de la cuenca y permite evaluar los riesgos de restricción para los distintos sistemas de explotación.
De acuerdo a esta metodología, los indicadores más deteriorados son los correspondientes a los recursos superficiales del río Sénia; los recursos del alto y medio Mijares medidos en la entrada del embalse de Arenós; las entradas al embalse del Regajo como expresión de los recursos del Alto Palancia, y los caudales del río Alfambra y los del río Guadalaviar, ambos en Teruel, como generadores de caudales en la cabecera del río Túria.
Además, destaca también el alarmante descenso de los recursos del alto Júcar medidos en Cuenca y los del alto Cabriel aforados en Pajaroncillo. Ambos se encuentran en situación de emergencia, así como el indicador correspondiente a los recursos fluyentes del Cabriel medio medidos con pluviómetros situados en esta zona.
Otras zonas con indicadores en situación de emergencia son las correspondientes a los ríos Jardín y Lezuza (Albacete) y a los del Vinalopó-Alacantí.
Otros cuatro indicadores están en situación de «alerta»; diez en «prealerta» y nueve dentro de la «normalidad».
Según la metodología desarrollada por la CHJ, los niveles de «normalidad» se corresponden con el riesgo «bajo o muy bajo» de que se produzcan restricciones en un sistema. El de «prealerta» responde a un riesgo medio; el «alto» al nivel de «alerta» y el «muy alto», cuando el índice de estado de uno de estos indicadores se encuentra próximo a cero corresponde a una situación de emergencia.
No obstante, la existencia de varios indicadores para cada uno de los sistemas de explotación en los que se divide la CHJ, hace que algunos valores negativos se compensen con otros más favorables, lo que unido al uso de algunos índices correctores, entre los que destaca la evolución temporal y duración de los índices, hace que no todas las zonas donde hay valores de «emergencia» se encuentren íntegramente dentro de esta situación.
Según el último balance, el riesgo de restricciones sería «bajo» €situación de normalidad€?en los sistemas de explotación del Júcar, Serpis, Marina Alta y Marina Baja; con riesgo medio (amarillo) estarían los sistemas Cenia-Maestrazgo, Mijares-Plana de Castellón, Palancia-Los Valles y Túria y con riesgo alto€nivel naranja€?el Vinalopó-Alacantí.