El pasado jueves 8 de abril se reunieron en Toledo el secretario de Estado de Medio Rural y Agua y el presidente de la Junta de Comunidades. La noticia fue recogida en la web del Gobierno Regional con el siguiente titular: «Barreda arranca al Ministerio más de 250 millones de euros…». 100 millones de euros se destinarán a la 2ª fase de la sustitución de bombeos en el acuífero de La Mancha Oriental. 30 millones de euros para la depuradora de la ciudad de Albacete. 77 millones de euros para el abastecimiento a La Manchuela de Albacete y Cuenca desde El Picazo. 8 millones de euros para una planta de ósmosis en la ciudad de Albacete. 35 millones de euros aún no ha transcendido dónde serán aplicados. Hoy nos centraremos en las dos últimas obras mencionadas. 77 millones de euros irán para licitar durante 2010 la primera fase del ‘Proyecto del abastecimiento desde el embalse de El Picazo (Cuenca) a distintos municipios del Sur de la provincia de Cuenca y Norte de la de Albacete’. Y ello a pesar de que la Confederación Hidrográfica del Júcar aún no ha contestado a las 6 hojas de alegaciones presentadas en febrero de 2009 por ACEM y EeA-AB, razonadas y documentadas, donde entre otras cosas nos preguntábamos:
– ¿Por qué no se resuelven los problemas de sobreexplotación de acuíferos, antes que traer agua superficial canalizada de lugares alejados a la zona que supuestamente tiene problemas de abastecimiento?.
– Con unos recursos renovables del acuífero de La Mancha Oriental que rondan los 250 hm3 en régimen natural, ¿no podría reservarse una pequeña parte de los mismos para el abastecimiento urbano y así resolver el problema de una manera menos costosa y más sencilla?. Una persona que desconociera esta tierra y viera el macroproyecto que se quiere construir para ella, pensaría que se trata de un desierto total. Nada más lejos de la realidad. El abastecimiento desde el Embalse de El Picazo es un método dilatorio para encubrir la escasez social de agua y hacer dependientes a 150.000 personas de recursos de agua ajenos a su entorno inmediato.
– El Proyecto adolece de un estudio detallado del régimen económico de la explotación, de la normativa legal, y lo que es más importante, la repercusión del coste a los usuarios (amortización de la obra, tarifas, energía de elevación, tratamiento del agua, distribución, depuración, gestión, etc). ¿A cuánto se va a tener que pagar el metro cúbico de agua que llegue a las viviendas e industrias?. Convendría que los usuarios conociesen de antemano los costes que van a soportar, así como que tuviesen garantía sobre los mismos, y de esa manera evitar desagradables sorpresas como las derivadas para la ciudad de Albacete del Convenio del Embalse de Alarcón.
No se puede admitir el simplismo de que con dinero e infraestructuras se pueden resolver problemas que son de otra naturaleza. Las infraestructuras y las inversiones deben seguir a la identificación de los problemas y a las propuestas razonables, no precederlas. No ha habido ningún debate público, ni se quiere que lo haya, sobre los verdaderos problemas del agua en La Manchuela, sus causas y sus posibles soluciones, y cuando desde los grupos ecologistas hemos puesto argumentos por escrito, hemos recibido la callada por respuesta. A todas las administraciones implicadas en este asunto (nacional, regional, locales, comarcales) se les llena la boca de procesos de participación ciudadana, pero a la hora de la verdad hacen lo que quieren sin contar con nadie. Pero la alternativa de gestionar mejor lo propio, aun siendo la más barata y la mejor para el territorio y para la mayoría de sus habitantes, no es la más rentable para los potentes grupos de presión interesados en manejar grandes presupuestos de obras y proyectos de gestión centralizada de servicios públicos a través de multinacionales privadas. 8 millones de euros financiarán una planta de ósmosis para tratar el agua de la ciudad de Albacete. Y aquí merece la pena hacer un poco de memoria para tirar del hilo de la sinrazón. Al empeorar la calidad del agua de sus pozos de abastecimiento, debido fundamentalmente a la contaminación agraria derivada de las explotaciones de regadío intensivo de su entorno, se promovió una conducción de agua superficial desde el embalse de Alarcón, derivando las aguas por el acueducto Tajo-Segura hacia una gran balsa de regulación en las cercanías de la ciudad. Una vez realizada la obra, que costó 30 millones de euros, se vio que el agua trasvasada no cumplía los requerimientos exigidos por la legislación para las aguas potables por su alto contenido en sulfatos (se pasó hacer el pertinente análisis previo), motivo por el que se está construyendo una planta de nanofiltración que cuesta 12 millones de euros más para potabilizar el agua. Y antes de culminar dicha planta, ya se anuncia otra más de ósmosis. 32+12+8 = 50 millones de euros cuestan unas obras innecesarias para garantizar el suministro de agua a la ciudad de Albacete. Hubieran bastado los 8 millones de euros que ahora se anuncian para la planta de ósmosis con el fin de garantizar agua en cantidad y calidad a partir de sus muy abundantes aguas subterráneas. Y los 42 millones de euros que ya se han gastado ‘de más’, seguro que hubieran venido muy bien para acometer otras necesidades sociales ‘reales’. Y por si fuera poco, a los mencionados costes de inversión de la traída de aguas de Alarcón, habría que añadir el mantenimiento de la infraestructura y el peaje que hay que abonar por la utilización del acueducto Tajo-Segura y la reciente ‘sorpresa’ del pago de más de 1 millón de euros a los regantes de la cuenca baja del Júcar que han cedido ‘su’ agua para que beba Albacete. ¡Un verdadero despropósito!
Como conclusión final, tanto de las obras ya realizadas para abastecer la ciudad de Albacete con aguas superficiales del Júcar, como las que se pretenden realizar para hacer lo mismo con La Manchuela, decir que en nada ayudan a atajar las causas del deterioro, además de no ser las más eficientes ni en la inversión inicial ni en el posterior mantenimiento de las instalaciones, por lo que no deberían llevarse a cabo. Estos proyectos adolecen de cuatro deficiencias fundamentales:
1ª) Problemas de cantidad: la cuenca del Júcar tiene unos recursos superficiales muy irregulares, por lo que malamente permitirían asegurar todos los años el abastecimiento de la ciudad de Albacete (ya conectada) y todos los municipios que ahora se pretenden conectar.
2ª) Problemas de calidad: el agua superficial del río Júcar es de una calidad similar a la de las aguas subterráneas de la zona, utilizadas hoy mayoritariamente para riego.
3ª) Es antieconómico: el megaproyecto propuesto resultaría más caro que otras alternativas de abastecimiento basadas en el aprovechamiento de los puntos de captación de aguas subterráneas actualmente existentes y su posible tratamiento potabilizador en los casos en que ello fuera preciso.
4ª) No ayuda a corregir la mala gestión reinante: los problemas de abastecimiento de los municipios que se pretenden abastecer con aguas superficiales del Júcar no son fruto de la escasez física de agua, sino de su mala gestión, puesto que están asentados sobre el mayor acuífero de Castilla-La Mancha.
Y otro día hablaremos de los 165 millones de euros restantes que se ‘arrancaron’ al Ministerio.