J. Sierra | valencia En 1420, el concejo de Elche conseguía el permiso de Villena y Chinchilla para construir un canal que llevara agua del Júcar a la llanura de inundación del Vinalopó. En 2011, una vez concluidas las obras del trasvase, las aguas del Júcar llegaban al embalse de San Diego en Villena, donde faltaba la infraestructura para su distribución, cuya construcción era responsabilidad de la Generalitat Valenciana. Ayer, casi seis siglos después de las primeras reivindicaciones, el presidente de la Generalitat Alberto Fabra abría las compuerta que daba paso al agua mientras en el Azud de la Marquesa se activaban de nuevo las bombas para enviar un máximo de 7,664 hm3 «de agua de calidad» y destinada al riego, según fuentes oficiales del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Alberto Fabra calificó de «histórica» la jornada en la que llegaban las aguas del Júcar y destacó que los caudales beneficiarán a más de 16.000 regantes y «consolidará 20.000 empleos de la zona».
El ministerio aprobó el martes la utilización «provisional» por sequía del trasvase Júcar-Vinalopó, después de que el pasado sábado el Consejo de Ministros aprobará el Plan Hidrológico del Júcar, que da cobertura legal al envío de caudales.
El punto de entrega del agua será el lugar , próximo al embalse de San Diego en Villena donde el Júcar-Vinalopó conecta con la conducción general de la margen derecha del Post-trasvase, donde un contador medirá el caudal trasvasado.
El envío de agua permitirá salvar las cosechas y en especial los frutales, muy amenazados por la sequía y la imposibilidad de seguir extrayendo agua cada vez más profunda y de peor calidad de los acuíferos del Vinalopó.
Según desveló el presidente de la Junta de Central de Usuarios del Vinalopó, Alacantí y el Consorcio de Aguas de la Marina Baja, Andrés Martínez, era necesario «poner soluciones de manera inmediata». Martínez aseguró que el precio a pagar por los agricultores será de 18 céntimos por metro cúbico.
Largo camino
El presidente del Gobierno José María Aznar puso la primera piedra del trasvase en diciembre de 2002 en Cortes de Pallás. Con varios tramos ya construidos, el gobierno Zapatero decidió trasladar la toma aguas abajo, al Azud de la Marquesa, donde se concentran los excedentes del Júcar, mientras la Unión Europa avalaba la decisión incrementando su aportación económica al proyecto. El cambio de trazado fue rechazado por la Generalitat y los regantes alicantinos.
En 2011 y con 349 millones de euros gastados, el agua llegaba a Villena aunque por entonces la Generalitat no había concluido las obras de conducción para distribuir el agua que ayer entraron en servicio.
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