Delgado Piqueras es experto en Derecho de Aguas y gran conocedor, por tanto, del Plan Hidrológico del Júcar que se encuentra actualmente en proceso de revisión.
-¿Qué le parece el borrador de Plan Hidrológico del Júcar (PHJ)?
-Se trata de hacer un plan nuevo y por tanto hay que estar muy vigilantes para exigir que se cumplan todos aquellos contenidos del actual plan que favorecen a Albacete y que están pendientes de cumplimiento. El mayor problema que presenta es, por un lado, el de su ámbito territorial. En segundo lugar habría que obtener un PHJ en el que terminen de cumplirse las previsiones del actual respecto de la sustitución de bombeos y de la modernización de los regadíos antiguos de Valencia porque sólo de esa manera se podrán obtener ahorros que permitan la sostenibilidad ambiental y la satisfacción de las necesidades no suficientemente cubiertas que puede haber.
-¿Podrían perdiesen derechos conseguidos en el plan del 98 tal y como dicen algunos colectivos?
-Hay una cuestión paradójica que trasluce en ese borrador que presenta la Confederación. Y es que intenta reprochar a los usuarios del agua en Albacete la situación del acuífero cuando esto obedece al incumplimiento claro de la Confederación al no haber aportado los caudales que se pactaron en el PHJ por la política de desembalses que ha llevado a cabo; por no haber hecho las inversiones que debería haber hecho; o por haber impuesto todo tipo de obstáculos, como por ejemplo económicos, para que se pudiese usar el agua del Júcar. Ha estado impidiendo un aprovechamiento sostenible del acuífero. Aunque no todo es negativo, también se han hecho cosas buenas. Hay que llegar a un reparto equitativo, racional y sostenible del agua. Hay que aplicar políticas de forma coherente.
-¿Convenio de Alarcón?
-En los tribunales hay una decisión que no es firme porque tendrá que pronunciarse el Supremo. Aunque creo que finalmente acabará dándonos la razón. Aparte de esto creo que es una cuestión de política administrativa, de qué políticas de desembalses se hace… Hay que tener en cuenta que para atender las necesidades de Albacete, tanto del Ayuntamiento como de los regantes, el único embalse es el de Alarcón mientras que otros usuarios se atienden Tous o Contreras. Si resulta que el uso que se hace del embalse de Alarcón prioriza la atención de otros usuarios, que tienen muy cerca de casa los recursos hídricos, y se coloca en último lugar de esa lista a Albacete, cuando no puede nutrirse de otro, pues ocurre lo que está ocurriendo. Además cuando se quiere h’acer uso del agua se le pone un precio prohibitivo que se paga a sociedades anónimas y personas privadas. Esto necesita un remedio de política administrativa, de gestión.